PAN Y CIRCO

CUESTIÓN DE CONFIANZA

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Rafael Nadal acaba el último set de la final del Torneo de Tokio ganando solo tres puntos y recibiendo un doloroso set en blanco ante un Andy Murray que ha sabido remontar y comerle terreno a base de un juego agresivo y variado. Es la séptima final que pierde en la temporada, seis de ellas ante Novak Djokovic. La pregunta es clara, ¿qué le pasa?, aunque la respuesta obviamente parece mucho más complicada.

Parece que el mejor deportista español de la historia sufre una crisis de confianza. No es capaz de remontar partidos y aún peor, se los remontan a él. Antes de salir a los partidos tenía ganado el primer set por la mentalidad, ahora su físico ni brilla y sus golpes son monótonos y le falta una agresividad muy necesaria en el tenis de hoy en día.

Este 2011 va a ser recordado más por las derrotas que por las victorias, es el año en el que ha jugado más finales y el año que más las ha perdido. Ha jugado tres finales de Grand Slam, su temporada no puede ser calificada de mala, pero últimamente lleva a su casa más platos de finalista que trofeos de campeón, y a eso él no se acostumbra aunque en las ruedas de prensa siempre dice estar satisfecho.

A Novak Djokovic poca gente le veía venir con la fuerza que ha llegado. Le tiene tomada la medida y contra ese tipo de cosas no se puede hacer nada. Hasta Roger Federer cayó, pero tras batir todos los récords del tenis. En el caso de Rafael Nadal, por quinto año consecutivo es el tenista que más partidos juega, algo que también habría que revisar. «Creo que el Rafa de 2010 tenía algo más especial que el Rafa 2011. Lo he hecho muy bien este año, no perfecto», ha dicho hace pocas horas. Los de la cofradía del sofá le seguiremos observando, porque a día de hoy no nos gusta como caza la perrita.