
«La sociedad debe mirar más allá de los empleos que traerán los buques»
La profesora invita a que se mire el acuerdo con la OTAN desde la reflexión y se tenga en cuenta el enorme posicionamiento que hace España Rocío Piñeiro Doctora en Historia Contemporánea
Cádiz Actualizado: GuardarNi la Armada norteamericana es ya el generoso señor Marshall ni el terrible invasor que se ganó el desprecio de medio mundo tras Irak. Después de cincuenta años de relación, Rota se prepara para uno de los planes más ambiciosos de Estados Unidos en las instalaciones gaditanas. Más de un millar de soldados desembarcarán de aquí a dos años en cuatro buques antimisiles que formarán el escudo de Europa. La profesora Rocío Piñeiro, autora de la tesis doctoral 'Guerra y medio ambiente: una historia de la Base Aeronaval de Rota (desde 1953 hasta la actualidad)', asegura que hay que mirar ese anuncio con toda la objetividad posible y no dejarse cegar por la riqueza que pueda generar.
-¿Cuál ha sido el mayor impacto que ha tenido la Base en la Bahía?
-A lo largo de estos años el impacto ha sido tremendo. El primer acuerdo con Estados Unidos se firmó en 1953 con Franco y en aquel momento España necesitaba reconocimiento internacional, con lo que las condiciones que tuvimos que aceptar fueron durísimas. Luego se han ido suavizando hasta lo pactado en 1988, que es el que sigue vigente. Cuando llegaron Rota era una población muy pequeña, centrada en la agricultura y la pesca y supuso un verdadero revulsivo económico. La localidad ha crecido al calor de la Base, pero ahora se presentan otras cuestiones como el hecho de que haya que bordear todo el recinto naval para entrar en la ciudad o que el desarrollo urbanístico se haya visto lastrado por la presencia militar.
-¿Existe una conciencia de lo que supone ser un blanco militar?
-Los roteños están acostumbrados a vivir con la Base, no creo que se planteen siquiera que algo pueda pasar y si ocurre, están convencidos de que el ejército norteamericano nos va a proteger, pero eso no está tan claro. Ahora pueden tener conciencia de que conlleva un peligro, pero en estos momentos miran que todo esto puede conllevar puestos de trabajo. La sociedad no está pensando en los efectos negativos y debería mirar más allá de los empleos o la riqueza que traiga consigo la llegada de estos buques.
-¿Se ha vivido algún momento de tensión ante un posible ataque?
-Que haya trascendido a la población solo tengo constancia de uno. Fue en abril de 1986 con Libia y había preocupación por un posible bombardeo. Pero el hecho de que afortunadamente no ocurriera nada hizo que los roteños perdieran más el miedo. Pero existe ese riesgo, porque en un par de años llegarán buques antimisiles y la provincia va a estar en el punto de mira de todo el mundo.
-¿Considera que la provincia paga un alto precio por la Base?
-Desde los años cincuenta ha sido una inyección de dinero constante y la ciudad se ha orientado completamente hacia la Base. Ese es el problema. El sector pesquero, la agricultura y el turismo se han visto perjudicados por esta instalación militar y de cara al futuro ha sido necesario plantear alternativas como Costa Ballena. Si Estados Unidos abandonara Rota habría que plantearse el enorme impacto que supondría.
-Por la experiencia anterior ¿cabe pensar que el acuerdo con la OTAN va a ser tan beneficioso?
-Los norteamericanos tienen una cultura del consumo mucho mayor incluso que la nuestra. Para ellos es habitual almorzar y cenar fuera, vienen con la recomendación de integrarse en la sociedad e indudablemente habrá un flujo de dinero, pero quizá la oferta de empleo planteada no cubra todas las expectativas. Dentro del recinto tienen negocios, restaurantes y hasta dos cines. Muchos hacen la vida dentro, pero es habitual verlos ahora pasear por la localidad y salir de marcha.