Los comerciantes renuncian a pedir indemnizaciones por el tranvía
Descartan iniciar acciones legales por la falta de documentos que recojan las pérdidas y la necesidad de que la obra acabe cuanto antes
Actualizado: GuardarLa obra de la calle Real ha hecho mucho daño al comercio del centro ante las dificultades para acceder a los establecimientos e incluso por las ocasiones en las que los locales no pudieron abrir, al encontrarse la puerta totalmente vallada por la necesidad de realizar un trabajo en la misma puerta. Cierto que también se realizó un plan de colaboración para que se evitaran estas circunstancias, pero no siempre se podía cumplir al tener que atajar los contratiempos inmediatos que surgían en torno a la actuación.
Muchas fueron las voces de los comerciantes que a lo largo de la calle Real se quejaban por los inconvenientes de la obra y la factura que significaba para sus negocios. Sin embargo, a pesar de haberlo estudiado y planteado, han decidido renunciar a las posibles indemnizaciones y no acudir a la vía legal para reclamar los supuestos daños y perjuicios.
El principal problema es que no existe ningún documento que pueda certificar las pérdidas que los establecimientos han sufrido a consecuencia de la actuación y ante la imposibilidad de realizar una estimación que se le pueda achacar a la obra. Hay que recordar que las máquinas entraron cuando la crisis ya era una realidad y por tanto resulta muy complicado determinar qué tanto por ciento real le corresponde a los contratiempos del tranvía.
Eso sí, Emproa (la asociación comercial que más seriamente se ha planteado las posibles denuncias) tiene claro que la obra ha perjudicado. Uno de los motivos es que ni siquiera se cumplieron los compromisos establecidos para minimizar el impacto. En un principio se establecieron tramos de 120 metros y no se continuaría hasta que se hubiera terminado la actuación, pero desde un principio se cortó la totalidad de la calle Real y en algunos casos las vallas permanecieron delante de las puertas de los comercios (dificultando su acceso) más de siete meses.
Por otro lado se comprometieron por parte de Obras Públicas una serie de ayudas a los negocios que se vieran afectados de forma directa por los trabajos. En principio eran económicas, pero luego se convirtieron en facilidades para acceder a planes de renovación o reforma por parte de la Junta. Lo que ha sido un fracaso total, tal y como se ha podido comprobar con la remodelación de los locales de cara al Bicentenario, pues pocos fueron los empresarios que se aprovecharon de unas ayudas en plazos muy ajustadas para ser útil para los negocios isleños.
Otra de las razones por la que se descarta iniciar acciones judiciales (idea que se hizo más fuerte ante las última resoluciones en contra de la actuación), es que no se quiere retrasar aún más la obra. La nueva calle Real comienza a dar rentabilidad, sobre todo a los hosteleros que han visto sus posibilidades y lo que quieren es que se arreglen los desperfectos como por ejemplo los malos olores y sobre todo los accesos a la ciudad.
Esto no quiere decir que no vayan a realizar alegaciones al proyecto que debe pasar por exposición pública.
Entre ellas se encuentra la cercanía de las catenarias a los edificios y por supuesto a los negocios ante las molestias de ruido y falta de estudios sobre la forma a la que afectará a los residentes.