![](/cadiz/prensa/noticias/201110/10/fotos/7678726.jpg)
San Dionisio no levanta cabeza
La ciudad pasó del éxito de la Noche Azul y Blanca a una muy desangelada tarde patronal
JEREZ. Actualizado: GuardarLa incertidumbre entre si el patrón de Jerez es Dionisio Areopagita o Dionisio de París no ha evitado que, en cualquiera de los casos, la ciudad haya adoptado iconográficamente al que, sea cual fuere, tiene su cabeza en las manos. Pues sigue sin recuperarla. La celebración no levanta cabeza pese al éxito rotundo de la Noche Azul y Blanca que en la víspera elevó las espectativas notablemente.
No solo el público era poco en la plaza de la Asunción a la hora en la que la Banda Municipal interpretaba 'El abanico' sino que el pasodoble se vio acompañado por los silbatos de las reivindicaciones laborales que vive Jerez. Es más, solo los concejales del PP formaban en la comitiva. La espantada de los restantes obligó a que la concejala Lidia Menacho recuperara su condición de edil benjamina por ausencia de Aroa Lobo (IU).
El obispo presidió el acto que acogió a la enseña azul y blanca en la iglesia de San Dionisio y el canónigo Manuel Lozano tomó la palabra. A sus referencias a la historia de la ciudad que, trasladando la memoria a tiempos de la Reconquista, abundó en el maridaje de la ciudad con la fe católica, sumó su reflexión «en un mundo en el que muchos piensan que lo religioso tiene que desaparecer radicalmente del ámbito de lo público». «Mito falso éste», sentenció apelando a una «sana laicidad».
Con posterioridad, y tras cruzar la plaza de la Asunción el Pendón camino de nuevo hacia el Cabildo Antiguo, todo se preparó para la entrega de los Premios Ciudad de Jerez. Mientras fuera quedaba el griterío reivindicativo, dentro se intentaba rendir homenaje a una institución y dos personas a título personal cuya labor por Jerez estaba más que fundamentaba. La propia reducción a solo tres galardones era signo de la situación.
Pero la acción contra la crisis reconocida al exdirector de Cáritas Diocesana, Juan de los Ríos, también se hallaba presente este año en la designación. La delegada de Bienestar Social, Isabel Paredes, presentaba los méritos contraídos «en reconocimiento a su responsabilidad y entrega a los demás como artífice de lo que hoy en día es Cáritas». Fuera se gritaba, mientras tanto, «vámonos ya, que dentro huele mal».
De los Ríos, con gran sencillez y humildad, exponía los logros y la progresión de la organización solidaria de la Iglesia en Jerez como fruto de un trabajo colectivo. Detalló cuanto se ha hecho y lo atribuyó al amplio equipo que lo ha acompañado durante alrededor de 25 años. Tampoco faltó el agradecimiento a su esposa y familia por la colaboración que ha recibido en esta labor.
Francisco Cáliz Hurtado, delegado de Impulso Económico, fue quien fundamentó las razones por las que se ofrecía el Premio Ciudad de Jerez a la obra en la ciudad de la Confederación de Empresarios de Cádiz (CEC). Y Miguel González, el presidente, recibiría la correspondiente réplica del casco griego existente en el Museo Arqueológico y un día elegido como emblema de estos galardones.
«En reconocimiento a su apoyo al fomento de la actividad económica en nuestra ciudad y su esfuerzo en la consolidación del tejido empresarial» recibía la CEC su Premio Ciudad de Jerez mientras el Premio Especial, entregado el último al rejoneador Antonio Domecq y presentado por el delegado de Turismo, Cultura y Fiestas, Antonio Real, era entregado «en reconocimiento a la trayectoria del jinete jerezano, dedicado al arte del toreo a caballo, así como por la labor de difusión de Jerez fuera de nuestras fronteras».
Con ello se puso punto y final a una jornada bien distinta a la anterior y enrarecida, junto a otras circunstancias, por una falta de apoyo ciudadano a las celebraciones de San Dionisio, pese al bullicioso respaldo a la Noche Azul y Blanco.