Vettel intenta adelantar a Alonso en una curva de Suzuka. :: AP
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Alonso no se resigna

El piloto de Ferrari se aproxima a la victoria en Japón en una sobresaliente carrera que ganó Button

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Con el Mundial reducido a escombros por lo que respecta al título, la otra liga deparó un potente racimo de emociones. La resignación frente a Vettel y el poderío de los Red Bull no se tradujo en Japón en renuncia total. Jenson Button y Fernando Alonso se entrometieron en la fiesta del cachorro teutón y le obligaron a saludar su segunda corona desde el escalón menos cualificado del podio. Ganó el inglés, pero lo pudo hacer el español.

En la Fórmula 1 moderna, caos se traduce por Button. Las complicaciones unidas a una lectura inteligente de las carreras desembocan inevitablemente en el fabuloso piloto inglés. Si hay lluvia, gana Button. También si se suceden los coches de seguridad o hay que activar las neuronas en comunión con el paso por los garajes. En Suzuka la alteración tuvo que ver con la degradación de los neumáticos Pirelli. Morían los compuestos al cabo de pocas vueltas y aquello se anunció como una pasarela permanente de pilotos y coches deambulando por la calle de boxes: la ocasión perfecta para el de McLaren.

El inglés salió por peteneras, cerrado por Vettel en la puesta en escena y presionando al árbitro perpetuo de la F-1, el veterano Charlie Witting, para que sancionasen al futuro campeón del mundo. Navegó en Suzuka por el filo del acantilado, incluido un coche de seguridad que salió a poner paz en las rencillas entre secundarios: Massa y Hamilton. De repente, y con la coronación de Vettel a las puertas, la carrera se convirtió en un mano a mano entre Button y Alonso. Lo hizo de cine el español, probablemente sorprendido él mismo por el rendimiento de su Ferrari.

En el intervalo de paradas y estrategias en la combinación de neumáticos blandos y duros, Button sacó tajada como siempre. Algo tiene el agua cuando la bendicen, inteligencia seguramente. El británico, con el traje de hormiga en la fábula de la cigarra, ya tiene una provisión de 32 puntos mayor que Hamilton, la estrella.

Alonso sacó su genio competitivo en las últimas vueltas. Olfateó la victoria y exprimió su Ferrari en lucha contra la resignación de un coche evidentemente inferior. Y cuando tuvo a Button a un segundo y el alerón móvil preparado para lanzar el mordisco, el inglés no admitió injerencias. Algún botón mágico había aún en el McLaren que impidió la segunda victoria del español este año. Button es el líder de la otra liga.