Editorial

Mujeres y cambio político

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El premio Nobel de la Paz ha recaído esta vez sobre tres mujeres del tercer mundo, dos africanas y una árabe del Yemen. Esa doble condición, mujeres y de países subdesarrollados, es el primer acento que la fundación que lo otorga ha querido poner en su decisión y sería injusto reprochárselo porque, además, las tres tienen méritos considerables en su haber. Pero están muy vinculados a situaciones locales, la política de pacificación tras la devastadora guerra civil en Nigeria en el caso de la presidenta Ellen Johnson Sirleaf y la activista social Leymah Gbowee y la crisis política en Yemen en el de Tawakul Karman, conocida como infatigable defensora pacífica de la libertad política en su país, en guerra civil de hecho a día de hoy. La primera hizo una contribución importante a la paz y la normalización política en su tierra, pero está en campaña electoral pro-reelección y el prestigioso premio la ayudará, lo que sugiere que se añadió a la trabajadora social para equilibrar un poco las cosas. Y la señora Karman recibe, en realidad, el premio ganado justamente por la 'primavera árabe'. En cualquier caso un tributo al papel de la mujer como motor de cambio pacífico en situaciones muy adversas.