Editorial

Bajo el escudo antimisiles

La decisión del Gobierno, con el aval de la oposición, reforzará nuestra defensa

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El Gobierno anunció ayer a través de una declaración inesperada de Rodríguez Zapatero que España se involucra oficialmente en el coloquialmente llamado 'escudo antimisiles', la protección que primero con Bush y ahora con Obama, los Estados Unidos proponen a sus socios europeos. Aunque casi nunca se les menciona por su nombre, se sobreentiende que las eventuales amenazas procederían de Corea del Norte o Irán. España además se encuentra en primera línea frente a la agitación de una 'primavera árabe', cuyo desarrollo debe provocar una mayor democratización en los países de la zona, pero en el que no hay que excluir estallidos de violencia y amenazas en los que nos podemos ver implicados. En este sentido hay que recordar que en el reciente conflicto libio se dan por desaparecidos al menos cien misiles. El asunto es antiguo y en su primera versión, que hacía de la República Checa y Polonia las sedes de las grandes instalaciones antibalísticas, suscitó una fuerte crisis con Rusia. Moscú interpretó el programa como intimidatorio y al servicio, de hecho, de una pretendida 'estrategia de cerco' que el Kremlin y el nacionalismo ruso, tan puntillosos, convirtieron en un conflicto. Obama canceló la primera versión y preparó una alternativa que en teoría podría incluir a los propios rusos. Turquía montará el radar central del nuevo sistema, lo que se entiende muy bien con solo mirar un mapa, y la novedad es que, en una versión aligerada y buscando más consenso, recurre más bien a elementos móviles, como los barcos dotados del sistema AEGIS contra misiles. La base de Rota será sede permanente de unidades navales americanas y españolas destinadas a la nueva misión. Por fortuna, el presidente recalcó que la oposición ha sido informada en todo momento y es de esperar que un eventual nuevo Gobierno no cuestionará una decisión que, por lo demás, es conforme a la lealtad de principio que el PP ha mostrado siempre con la OTAN y la relación con Washington. Rodríguez Zapatero mencionó también la dinamización que se dejará sentir en la Bahía de Cádiz, muy golpeada por el paro, un argumento menor y un poco artificial: lo hecho se hace por motivos de principio y en función del interés nacional bien entendido.