El fallecido científico canadiense Ralph Steinman. :: AFP
Sociedad

Ralph Steinman recibe el Nobel de Medicina tres días depués de morir

El reconocimiento distingue a tres científicos que han investigado el sistema inmunitario

Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

El canadiense Ralph Steinman, uno de los tres científicos distinguidos con el Premio Nobel de Medicina y Fisiología de 2011, no podrá recoger el galardón. Hace cuatro días que murió. Pese a que los estatutos del Nobel prohíben conceder el premio a título póstumo, los promotores de la distinción estudian qué hacer. Steinman falleció el 30 de septiembre a los 68 años a causa de un cáncer de páncreas. Según la Universidad Rockefeller, en la que trabajaba, el investigador había logrado prolongar su supervivencia gracias a una «inmunoterapia diseñada por él mismo». El canadiense había descubierto las células dendríticas centinelas en el sistema inmunitario. De esta manera, la ciencia disponía de un nuevo arsenal terapéutico para combatir las infecciones y las enfermedades contagiosas.

El Instituto Instituto Karolinska de Estocolmo decidió que el premio fuera compartido este año por tres científicos que han descollado por su estudio del sistema inmunitario: el estadounidense Bruce A. Beutler, el francés Jules A. Hoffmann y Steinman.

La misma mañana que se hacía público el fallo, los allegados de Steinman informaban a la Universidad Rockefeller de la defunción.

La hija del investigador, Alexis Steinman, aseguró que la familia estaba conmovida por el reconocimiento, que supuso para su padre «años de duro trabajo». «Dedicó toda su vida a su trabajo y a su familia y se sentiría verdaderamente honrado (por la concesión del Nobel )», subrayó

Aunque las reglas del Nobel impiden dar el premio a título póstumo, la Fundación Nobel sopesa el estado de cosas, pues no hay ningún precedente que sirva de guía. En 1996, un galardonado, William Vickrey en 1996, también murió, pero lo hizo después de que se anunciara el fallo.

De acuerdo con el jurado, los trabajos de los premiados han permitido perfeccionar las vacunas y la introducción de notables mejoras en el tratamiento de tumores y enfermedades inflamatorias.

Los descubrimientos de Beutler y Hoffman, que se llevarán la mitad del premio (diez millones de coronas, es decir, 1,1 millones de euros) han sido decisivos en el conocimiento de la actividad de la inmunidad innata. Por su parte, Steinman, quien se adjudicó la otra mitad de la bolsa del Nobel, ha sido clave al explorar el campo de la inmunidad adaptativa y su hallazgo de la célula dendrítica. El científico canadiense demostró que esta célula era capaz de poner en funcionamiento las células T, que desempeñan un papel primordial en la configuración de la memoria inmunológica.

Estudiar a las moscas

Hoffmann se dedicó a averiguar a mediados de los años 90 cómo las moscas de la fruta luchaban contra las infecciones. Para ello contaba con ejemplares que sufrían mutaciones en varios genes, como los receptores Toll, proteínas que ejercen un papel destacado en la adaptación del sistema inmunitario. Hoffmann, que trabaja en Centro Nacional de Investigación Científica (CNRS), se percató de que al infectar a los insectos con bacterias u hongos, los que tenían mutaciones en los receptores Toll morían porque se mostraban incapaces de erigir una defensa efectiva. El investigador, nacido en Luxemburgo en 1941, aunque de nacionalidad francesa, advirtió que esos receptores estaban involucrados en la detección de microorganismos patógenos, de modo que concluyó que era preciso activarlos para conseguir una respuesta inmune y exitosa.

Beutler, quien nació en 1957 en Chicago, trabaja en el Scripps Research Institute en California. El científico se embarcó en la búsqueda de un receptor para fijar los lipopolisacáridos (LPS), polímeros que crean una suerte de superficie protectora en las células bacterianas. En este empeño observó que los ratones resistentes a los LPS poseían una mutación en un gen muy similar al gen Toll de las moscas de la fruta, circunstancia que demuestra que los mamíferos y esos insectos recurrían a moléculas parecidas para activar la inmunidad innata al lidiar con microorganismos patógenos.

Con sus estudios, los premiados dieron con las proteínas receptoras que reconocen a los microorganismos (nocivos) y activan el sistema inmunitario, la primera etapa de la respuesta inmunitaria del organismo», según explica el jurado. En este contexto, el sistema inmunitario innato «puede destruir microorganismos infecciosos y provocar una inflamación que contribuye a bloquear el ataque» antes de la aparición de anticuerpos, sostiene el Comité del Nobel de Medicina.