Rubalcaba, el pasado sábado, en la conferencia política del PSOE. :: EFE
ESPAÑA

El PSOE ahonda la autocrítica para paliar su déficit de credibilidad

José Blanco admite ahora que el Gobierno debió restituir antes el impuesto de patrimonio en lugar de congelar las pensiones

MADRID. Actualizado: Guardar
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«¿Todo lo que propongamos debe ser puesto en cuestión porque el candidato no lo impulsó cuando estaba en el Gobierno?». La pregunta, formulada con frustración por un responsable de la campaña de Alfredo Pérez Rubalcaba para las elecciones del 20 de noviembre, atormenta desde hace semanas a los socialistas. La respuesta, a tenor de las encuestas, es 'sí'. Ahora el PSOE entona el 'mea culpa' en un intento de contrarrestar su evidente problema de credibilidad y carga sobre la espalda de José Luis Rodríguez Zapatero las decisiones más polémicas de la legislatura.

Ni siquiera un 'zapaterista' como el fiel vicesecretario del partido y ministro de Fomento, José Blanco, se sitúa al margen de la estrategia. Como Cristina Narbona, exministra y coordinadora de la ponencia que servirá de base al programa electoral, defendió ayer que el Ejecutivo debería haber pedido un esfuerzo fiscal a los más ricos antes de tomar una decisión tan drástica como la de congelar las pensiones en 2010. La extitular de Medio Ambiente, entrevistada en Punto Radio, fue aún más allá y sostuvo que «Rubalcaba habría llevado a cabo un cambio en la fiscalidad que habría permitido no llevar a cabo esa medida».

Lo cierto es que ni el exvicepresidente primero, en aquella época ministro del Interior, ni nadie en el Gobierno ni en el PSOE, salvo muy contadas excepciones, levantó la voz contra aquel draconiano ajuste del gasto que también afectó a los sueldos de los funcionarios y a las inversiones en infraestructuras.

Blanco aseveró en TVE que él sostuvo en aquel momento que no había que ser tan estricto con la reducción del déficit. En todo caso, su discurso actual dista mucho del que mantuvo el jefe del Ejecutivo en la Conferencia Política del PSOE de este fin de semana. Zapatero reivindicó su política e hizo un ejercicio de autojustificación de difícil encaje en este tiempo electoral. «El futuro -pronosticó- dirá que gracias a las difíciles decisiones evitamos una situación muy grave para España».

«Algo hemos hecho mal»

No es sacar pecho lo que exige el momento sino golpearlo con el puño y pedir perdón. Eso sostienen al menos los socialistas en el texto aprobado en el cónclave: «Es imperativo realizar una profunda autocrítica y entender el mensaje de los electores con humildad y respeto, sin prepotencia y, sobre todo -subrayan-, sin conformismo; la pérdida de confianza en ámbitos muy plurales de nuestra sociedad demuestra que algo hemos hecho mal».

«Sobre demasiadas cuestiones nos hemos evadido por el temor a la confrontación o por una mal entendida prudencia pragmática que ha debilitado nuestra sustancia ideológica», admiten en el preámbulo de la ponencia. «Nuestra prioridad es tratar de recuperar la confianza de los ciudadanos alineados con los valores de la izquierda, sin demagogia ni falsas promesas, con pedagogía, prudencia y -de nuevo- autocrítica».

El mensaje que desea transmitir el PSOE es que ha aprendido de sus errores y merece una nueva oportunidad porque la alternativa no es otro gobierno de izquierda sino uno de la derecha que está dispuesto a dilapidar el estado del bienestar.

Así se explica también que Rubalcaba pusiera en cuestión las bondades de una reducción del déficit tan rápida como la acordada en Bruselas hace ya dos años y que obliga a España a cerrar este ejercicio con un 6% de balance negativo, es decir, 3,2 puntos menos que el año anterior. El objetivo para 2012 es que el desfase entre gastos e ingresos no supere el 4,4%, y el FMI ya vaticina que no se cumplirá gobierne quien gobierne.

El candidato socialista insistió ayer en que él no dijo nada de que no se deban cumplir esos compromisos sino que se limitó a hacer una reflexión sobre si el ritmo de ahorro en el que se ha embarcado la Unión Europea no estará asfixiando las posibilidades de crecimiento; una duda que ronda hace tiempo en los círculos económicos y que, de hecho, mañana mismo estudiarán los ministros de Economía de la UE.

Aun así, no es la primera vez desde que arrancó la precampaña que Rubalcaba pone en solfa las decisiones económicas tomadas por el Gobierno de Zapatero al que perteneció hasta hace tan solo tres meses. A mediados de septiembre, por ejemplo, también admitió que la reestructuración de las cajas de ahorros debió hacerse antes.