Glazz madura su sonido fresco y lleno de matices
El circo es su inspiración para hilar 22 temas de rock progresivo y notas mestizas, que cuentan con la colaboración de Miguel Ríos y Ruibal El grupo portuense edita 'Cirquelectric', su segundo disco
EL PUERTO. Actualizado: GuardarEscuchar su música es iniciarse en un viaje hacia lo desconocido. Escenas que se suceden como en una representación onírica en la que nada parece seguir un orden, pero en la que todo guarda una perfecta armonía agradable a los sentidos. Lo que más sorprendente resulta dentro de lo extraño y lo inusual es precisamente esa familiaridad con la que Glazz se acomoda a una tarde de trabajo. Como si llevase sonando toda la vida en esa habitación, su inteligente mezcla de jazz y rock progresivo con trazos de mestizaje enganchan a la primera.
Con 'Cirquelectric', su nuevo disco, el grupo portuense coloca una nueva piqueta en una complicada escalada hacia la supervivencia en el mundo de la música. Que en estos tiempos, ya es mucho. Su segundo trabajo, del que editaron 1.300 copias, salió a la venta el 18 de mayo y poco le falta para agotarse.
Son ochenta minutos de música y un total de veintidós temas, por el módico precio de doce euros. Una forma de llegar al público, aunque su punto fuerte son los directos. En Tokyo, ciudad que ya conocen bien, los vendieron todos antes de empezar un concierto. «Nos quedamos sorprendidos, porque normalmente es después cuando le gente se anima», aseguran. Pero a ellos ya los conocían. Porque a sus 28 años, Javi Ruibal (batería), José Recacha (guitarra) y Daniel Escortell (bajo)ya han tocado en la capital japonesa y en ciudades como Manchester y La Habana.
El Instituto Cervantes los tiene fichados en su catálogo de artistas y cuenta con ellos de vez en cuando para ofrecer recitales que de otro modo no serían posibles, al menos de momento. «Aprovechamos el viaje para quedarnos unos días más y hacer contactos. Buscamos locales donde tocar, gente que nos quiera contratar... No tenemos manager, todo lo hacemos nosotros». Y por el momento no les ha ido nada mal. De su primer disco, 'Let´s Glazz' ya no quedan copias. Y han tocado en Santiago, Vigo, Tarrasa, Madrid, Valladolid... en Granada son uno de los grupos con más tirón y además son profetas en su tierra, Cádiz y El Puerto. «Una vez en la sala 'Milwaukee' se agotaron las entradas y tuvimos que empezar a hacer más en papel allí sobre la marcha». Daniel Escortell, que llega a la cita cargando una bolsa de discos, está inmerso estos días en un envío masivo a medios de comunicación que quieran hacerse eco de 'Cirquelectric'.
Es la historia de un circo hilvanada con canciones que recuerda a la música de los años setenta, cuando grupos como Pink Floyd o Génesis, más allá de ofrecer un puñado de 'singles', ofrecían un trabajo redondo, en el que todos los temas forman parte de un todo con sentido, una historia con un comienzo y un final que les permite componer imágenes y escenas. Desde el montaje de la carpa y el lanzador de cuchillos pasando por el mago novato, el vértice del equilibrista, los payasos, el hipnotizador, la adivina, los forzudos y el hombre bala.
Una baraja de naipes donde cuentan con la voz de Miguel Ríos en 'Alehop' y con otras colaboraciones de Javier Ruibal, Joaquin Calderón, Ledatres e Iñaki Salvador en distintos temas. Cada uno es distinto e independiente, con agradables sorpresas en forma de guitarras flamencas o ritmos africanos, pero a su vez conserva la identidad del conjunto que ya se pudo escuchar en 'Let´s Glazz'.
Ambos han sido grabados en los estudios 'Lo Suyo' de su ciudad natal, El Puerto. Una condición que les ahorra bastante coste de producción al ser ellos mismos, además, los que se encargan del sonido y los arreglos. «Sobrevivimos. Lo importante es creer en lo que haces e intentar hacerlo bien. Recibimos mucho apoyo de gente a la que admiramos. Por otro lado, la gente a la que le gusta nuestra música se fideliza mucho. La nuestra es una música 'rara' y tienen la sensación de haber descubierto algo».
Quizá lo mismo que ellos descubrieron cuando en 2006 decidieron tomarse en serio esas 'jam sessions' que organizaban para pasar el rato. Un dia tomaron el puñado de canciones que José había ido guardando en un cajón y decidieron madurarlas, darles forma. Ese fue el germen de Glazz, que eclosionó y se dio a conocer dos años después. Desde entonces compaginan el grupo con su trabajo y solo ensayan cuando el guion se complica con coreografías o montajes audiovisuales simultáneos. «Nuestros objetivos son sacar un tercer disco, que nos conozca más gente y que pregunten por nosotros. Eso ya lo estamos consiguiendo, que nos recuerden y nos llamen».