Una jornada en la que funcionó la disciplina
Actualizado: GuardarEn las últimas semanas, Angela Merkel trabajó para conjurar un serio peligro que habría dado al traste con su coalición de gobierno: el de ver aprobado en el Bundestag el 29 de septiembre, una fecha marcada con rojo en innumerables agendas de la UE, el plan de estabilización europeo con los votos de la oposición del SPD y Los Verdes. Una suerte de 'mayoría alternativa' que, según los más recientes sondeos, representa un serio peligro para la canciller en las próximas elecciones generales.
Merkel se entregó a la labor de convencer a los diputados de la Unión Demócrata Cristiana (CDU), de su partido hermano en Baviera (CSU) y a los díscolos liberales del FDP de la absoluta necesidad de ganar, y con votos propios, la decisiva cita de la Cámara Baja germana.
La presión de los respectivos líderes de las fuerzas de la coalición no cesó hasta la noche del miércoles, cuando los disidentes se vieron forzados a identificarse ante su grupo parlamentario. Una medida que facilitaba la contabilidad con miras al día siguiente, facilitaba la disciplina y explicaba la tranquilidad que exhibía a primera hora de la mañana de ayer el banquillo del Gobierno. Y la sonrisa de alivio de Merkel.
Una vez superado el crucial trámite parlamentario y después de las sucesivas y catastróficas citas en las elecciones regionales, la canciller y su coalición aspiran a dar por superadas las especulaciones sobre el incierto futuro del Ejecutivo federal. Algunos observadores políticos, sin embargo, anticipan futuras convulsiones a la hora de discutir y aprobar nuevas ayudas a Grecia o el Mecanismo Europeo de Estabilidad.