Un palestino y un colono judío se encaran en las inmediaciones de un asentamiento. :: MENAHEM KAHANA / AFP
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Israel camina por libre

La condena internacional no frena los planes expansionistas del Gobierno hebreo en los territorios ocupados

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Las obras para levantar 1.100 viviendas en Gilo ya están en marcha. A falta del trámite de los sesenta días previsto por la ley para presentar alegaciones los responsables de la obra toman posiciones en este barrio del sur de la parte de Jerusalén ocupada por Israel tras la guerra de los Seis Días en 1967, según informó la cadena Al-Jazeera. El Ejército repartió la orden de expropiación de sus tierras a cuarenta familias de la aldea de Battir, próxima a Gilo, esgrimiendo «motivos de seguridad», por lo que a partir de ahora no podrán disfrutar de sus frutales y olivos.

La condena internacional fue unánime. Estados Unidos, Unión Europea y Naciones Unidas censuraron el plan de construcción aprobado por el ministerio de Interior judío, pero de poco sirven estas palabras si a la hora de la verdad, en el momento de las grandes decisiones que puedan ayudar a resolver el conflicto, se escuchan discursos como el pronunciado por Barack Obama ante las Naciones Unidas. «El discurso más sionista de un presidente estadounidense», según la prensa conservadora israelí, zanjó cualquier tipo de debate sobre el respaldo de Washington a un estado judío que ante las críticas internacionales hace oídos sordos y sigue firme con sus planes expansionistas. En declaraciones a la agencia AFP, un mandatario israelí defendió el plan de las nuevas viviendas porque «Gilo no es un asentamiento, es un barrio que forma parte de Jerusalén», una ciudad que para los israelíes es su capital «eterna e indivisible».

Por lo que no hay nada que negociar al respecto pese a la insistencia palestina de declarar la capitalidad del futuro estado palestino en la zona Este de la misma. La condena fue de diferentes grados. Desde la necesidad de «revocar el plan» planteada por la jefa de la diplomacia europea, Catherine Ashton, hasta la «profunda decepción del Gobierno de Barack Obama», según la portavoz del Departamento de Estado Victoria Nuland, pasando por la «señal errónea en un momento delicado» del enviado especial a Oriente Medio de Naciones Unidas, Robert Serry. Palabras y solo palabras que, como en las últimas décadas, no se traducen en medidas prácticas que logren frenar la construcción más allá de las fronteras del 67, una construcción contraria al derecho internacional.

Reunión preparatoria

Los palestinos fueron quienes hablaron más claro a través de su jefe negociador, Saeb Erekat, que declaró que «Israel ha respondido con 1.100 noes a la propuesta del Cuarteto», en referencia al plan de vuelta a la mesa de negociación planteado por el órgano de paz formado por la UE, Estados Unidos, Rusia y la ONU. La propuesta presentada el viernes por el Cuarteto fija un mes de plazo para la celebración de una reunión preparatoria entre israelíes y palestinos para fijar la agenda y el método de la negociación que debería dar a luz un acuerdo de paz definitivo antes del finales de 2012. Erekat añadió que Benjamín Netanyahu, «ha dejado en vergüenza a todos los que en la comunidad internacional insisten en que hay un socio para la paz en Israel».

¿De qué sirven las condenas a las cuarenta familias palestinas de Battir que ya tienen en sus manos la orden de expropiación? Se sumarán a la larga lista de damnificados por la ocupación ilegal y solo les quedará esperar un milagro.