«Berlusconi sabía que eran prostitutas»

Silvio Berlusconi está cerca de sumar un sexto proceso a los cinco que ya tiene abiertos al cambiar las tornas en la investigación por presunto chantaje contra él en Nápoles. Hasta ahora, en teoría, el primer ministro era víctima de Giampaolo Tarantini, el empresario que le organizaba las juergas con prostitutas en su casa de Roma, el escándalo que estalló en 2009. Presuntamente le extorsionaba con la amenaza de revelar detalles de esas fiestas en el proceso que afronta en Bari por favorecimiento de la prostitución. Desde luego Berlusconi le ha pagado 850.000 en los últimos meses, aunque él asegura que es pura beneficencia. Sin embargo, no cesan las sorpresas en el lío de este caso: el tribunal de revisión de Nápoles, que tenía que evaluar la petición de excarcelación de Tarantini y su mujer tras el avance de las pesquisas, ha dado la vuelta a la tortilla. Les ha puesto en libertad al considerar que no hay tal chantaje, sino que ha sido Berlusconi quien ha instigado a Tarantini a mentir. Es decir, lo más probable es que ahora el primer ministro sea acusado de inducción a falsedad en declaración judicial.

El caso de presunto chantaje, ahora transformado, pasará a la Fiscalía de Bari, donde se halla la causa de prostitución en las fiestas del magnate, y ellos decidirán. Para rematar la confusión, lo cierto es que, en principio, el expediente ya había sido trasladado a Roma la semana pasada por un problema de competencia territorial. Es un fleco que no se sabe todavía cómo va a evolucionar.

Sin embargo, lo más interesante en el auto judicial divulgado ayer era cómo explicaba ese interés de Berlusconi en acallar a Tarantini. Según el tribunal, el primer ministro era «plenamente consciente» de que las mujeres con las que se acostaba eran prostitutas. Esto puede pasar por obviedad o tontería, porque hace tiempo que parece evidente a todo el mundo, pero la verdad es que es la primera vez que un tribunal italiano lo dice con todas las letras.