Sociedad

VUESTRAS POSIBILIDADES

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No los españoles, sino los políticos que ha regurgitado España, son los que han calculado mal sus posibilidades. Creían que esto daba para más y ninguno quiso ser menos que el de la Comunidad fronteriza, con la que se esforzaron en no tener nada en común, a fuerza de buscar «datos diferenciales». Ni siquiera hay tontos suficientes para ocupar tantos cargos y ese desequilibrio lo comprendemos todos. Lo que es difícil de admitir es que les echen toda la culpa a los gobernados de vivir por encima de sus posibilidades para justificar el desastre. Será de las suyas. ¿Cómo reprocharle a un albañil ahora en paro que se gastase todo lo que ganaba y un poco más en la buena época? El presente es una poderosa divinidad, según los filósofos griegos, pero según ellos era una experiencia única. El ministro de Fomento, que ni es griego ni es filósofo, vuelca la responsabilidad colectiva en la mala administración de la gente del pueblo, como si este cateto fuera un extraterrestre. ¿Quién que es no es del pueblo?, ¿dónde estaba antes para tener que mezclarse ahora con él para oír desde más cerca sus quejas? Siempre se ha hablado de gente que «tiene posibles» y de los que no tienen la menor posibilidad de tenerlas. Hasta hubo un partido político que se denominó «Posibilismo», fundado por el incontenible orador Castelar en el último tercio del siglo XIX.

En estos arduos momentos se habla más que nunca de «posibilidades», pero no de hacer posible lo necesario, que es una buena definición del arte de la política, sino de hacer lo imposible para que algunos no pasen necesidades. La Justicia investiga la trama de facturas que permitió a la empresa de Iñaki Urdangarín cobrar dos millones y pico de euros por la construcción de un velódromo. Quien gane las elecciones, más que ministros, necesitará detectives. Su lema debe ser «¡eh!, guardias».