Vettel abusa
El bajo rendimiento del Ferrari relega a Alonso a la cuarta posición, por detrás de Jenson Button y Mark Webber En Singapur logra sin réplica su noveno triunfo de la temporada
MADRID. Actualizado: GuardarPese a que las audiencias siguen registrando números fantásticos y a que la Fórmula 1 se ha consolidado como una porción más de los domingos españoles, resulta inevitable que la sinfonía de bostezos se propague como una piedra plana sobre el agua. Sebastian Vettel enardece a su país y promueve todo tipo de chanzas globales sobre las propiedades revitalizantes de la bebida energética proveniente de Tailandia, pero aburre a las ovejas. Ha anulado la emoción, ha sepultado a la competencia y se encamina sin posibilidad de error hacia su segundo título consecutivo. También ganó en Singapur (China). Y lo hizo por avasallamiento, de principio a fin, sin un atisbo de pelea. Alonso acabó cuarto, por primera vez sin pisar el podio del fabuloso circuito de la pista blanca.
Culpa no tiene porque le pagan para eso. En un mundo sin escrúpulos como es la Fórmula 1, donde funcionan en el mismo renglón el deporte, la política y el negocio, el valor de los resultados se incrementa hasta la órbita lunar.
Sebastian Vettel ha simplificado todos los pronósticos. Ha condenado a un ostracismo total a los grandes premios que Bernie Ecclestone había extraído de la chequera con el color verde del dólar refulgente en sus ojos. Países que pagan un canon estratósferico cercano a los cuarenta millones por albergar un fin de semana de carreras. El alemán ha sacrificado el interés en los territorios de la nueva economía emergente, India, Corea del Sur, Abu Dhabi, también Singapur...
Siempre pendiente de que su espectáculo crezca, de que las audiencias realicen el valor de los patrocinios, de que la pugna entre pilotos reserve pasajes hasta la última curva de la última carrera, del último suspiro de cada Mundial, Ecclestone también ha desistido. El viejo caimán de los negocios también se ha rendido ante Adrian Newey y Sebastian Vettel.
Ecclestone intentó cambiar la norma a mitad de temporada y prohibir la presunta ventaja del ingeniero jefe de Red Bull, que pensó antes que los demás en los beneficios de los gases del motor en términos de velocidad. Ni por esas. En una extraña operación que se clausuró en un abrir y cerrar de ojos, Ecclestone quiso que los goles de cabeza de repente no valiesen. Porque sí. Por el artículo número 33. Por la buena salud de su producto.
Vettel sobrevoló por encima del dueño del mando a distancia. No hay antídoto para él en una temporada para la historia. Ha terminado todas los grandes premios. Y siempre se ha subido al podio, salvo en su país, Alemania. Nueve victorias de catorce posibilidades, once 'poles' en la misma proporción diseñan una imagen de piloto infalible.
Sin fallos
Los números expresan que podemos asistir a la eclosión de uno de los grandes en la historia de la Fórmula 1. Si Button no lo remedia, va a ganar su segundo título dentro de quince días en Japón e ingresará en el pedestal que hasta ahora ocupaba Fernando Alonso. Pero por encima de todo, queda la sensación de que el germano ha arrasado sin cometer un solo fallo. Números perfectos.
En Singapur nada alteró su propósito. Salió bien, corrió mejor y nadie se equivocó en su garaje. Vettel abrasó el asfalto de la noche como si le fuera la vida en ello, registrando tiempos estratosféricos en el vuelta a vuelta cuando no tenía tanta premura.
Fernando Alonso navegó en el segundo escalón, en una bonita lucha con Jenson Button y Mark Webber. Y recibió un resultado parecido al de las últimas carreras. El Ferrari es más lento que el Red Bull y el McLaren y el asturiano empieza a agotar los conejos de la chistera para lograr soluciones milagrosas. Su coche corre menos y las reservas de fondos de Ferrari ya están asignadas al cien por cien a la creación de un bólido nuevo, parido de cero, en 2012.
Por más que el asturiano quiso, el podio en Singapur se le resistió. Tuvo problemas con la degradación de los neumáticos superblandos en las primeras vueltas y tampoco le favoreció la salida del coche de seguridad. Pero lo que no le beneficia en absoluto es el rendimiento del monoplaza que Ferrari ha puesto en sus manos.
Jaime Alguersuari tampoco tuvo su día. El catalán no pudo terminar el Gran Premio. A dos vueltas del final su coche derrapó del tren trasero en la entrada del túnel y acabó impactando contra las protecciones.
En dos semanas llega el Gran Premio de Japón, donde Alonso tendrá que luchar para recuperar la segunda posición de la clasificación general.