Voces desde un lado del muro
Representantes de la sociedad israelí analizan la decisión palestina
JERUSALÉN. Actualizado: GuardarLa solicitud palestina para convertirse en Estado de pleno derecho de la ONU está en el Consejo de Seguridad y desde el otro lado del muro los israelíes siguen el asunto muy de cerca. El apoyo firme de EE UU. y la postura unificada de los principales partidos del país son los pilares de la respuesta de Israel al órdago de Mahmud Abás. La opinión pública se debate entre considerar este último capítulo del conflicto como un acto de propaganda de un Abás a punto de la jubilación, o ir más allá y calificar lo ocurrido como la ruptura unilateral de los acuerdos de Oslo. Sí parece claro que después de años de estancamiento, Palestina ha logrado remover los cimientos de un conflicto en vías de convertirse en una situación irreversible. Cuatro israelíes de diferentes tendencias analizan en voz alta este momento histórico.
«Lo asentamientos son excusa para no negociar»
Dirige desde 2007 el Consejo Yesha, el órgano público y político de los más de 300.000 judíos que viven en Judea y Samaria (Cisjordania). Nacido en Argentina hace 56 años, fue uno de los mayores detractores de la decisión del actual Gobierno de congelar la construcción de colonias durante diez meses en 2010.
«Todo lo que ha rodeado al tema de Naciones Unidas se ha exagerado y seguro que dentro de unos meses no recordaremos septiembre de 2011 como una etapa decisiva en el conflicto. El presidente Mahmud Abás lo único que hace es utilizar los asentamientos como excusa para abandonar la mesa de negociaciones. En realidad es un gesto que muestra que los palestinos no están dispuestos a negociar, no quieren alcanzar un acuerdo con Israel porque esto supondría la paz. Por otro lado, es inmoral negar el derecho de los judíos a vivir en ciertas partes de Palestina por motivos étnicos o religiosos. Si podemos vivir en Nueva York, ¿por qué no en nuestra patria? La nota más positiva es que por primera vez en cien años los líderes palestinos parecen optar por la vía no violenta como protesta».
«Estamos a las puertas de otra oleada de violencia»
La organización Rabinos por los Derechos Humanos lleva más de veinte años intentando establecer puentes entre las diferentes confesiones que conviven en Israel y Palestina. Cien rabinos de las distintas corrientes judías tratan de recordar a los ciudadanos el verdadero sentido de la tradición judía «en la que el ser humano está por encima de todo», según su director Arik Ascherman.
«La cosa va a ir mucho más despacio de lo que la gente cree y eso puede generar una gran frustración en el lado palestino. ¿Cómo se traducirá ese enfado? Me temo que estamos a las puertas de una nueva oleada de violencia, una especie de tercera Intifada, y por eso las fuerzas de seguridad deben estar listas. Debemos prevenir tanto los ataques palestinos como los de los colonos más exaltados que son capaces de todo.
La religión es parte del problema, pero también puede ser la solución. El que es fuerte de verdad es quien logra la paz con su enemigo. Todos los seres humanos hemos sido creados a imagen y semejanza de Dios y no podemos tratar a los judíos como unos privilegiados porque esto nos lleva al extremismo. Solo de esta manera romperemos el estereotipo de israelí que se ha creado en las últimas décadas».
«La negociación es el único camino»
Tras pasar la mayor parte de su vida profesional como miembro del equipo negociador del Ministerio de Exteriores, lo que le llevó también a la ONU durante cuatro años, Alan Baker fue destinado como embajador en Canadá. Este fue su último cargo político antes de dirigir el Instituto de Asuntos Contemporáneos del 'think tank' Jerusalem Center for Public Affairs. Se ha sentado en la mesa con egipcios, jordanos, sirios y, sobre todo, palestinos. Está seguro de que «el paso dado por Abás no cambiará nada sobre el terreno».
«Todo ha sido un ejercicio de relaciones públicas de Mahmud Abás. Los palestinos no están en posición de pedir ser un Estado de pleno derecho porque ni tienen fronteras definidas, ni están unidos entre ellos. Primero deben reunirse y hablar como una sola voz, después negociar con Israel y, en tercer lugar, acudir a la ONU para ser reconocidos como miembros de pleno derecho. Además, desde el punto de vista estrictamente legal Abás miente al reclamar la frontera del 67 porque en realidad no es una frontera, sino una línea de alto el fuego, todo está aún por negociar y no estamos dispuestos a sentarnos en la mesa con condiciones previas como la renuncia a Jerusalén o a los asentamientos, todo está pendiente del diálogo entre las dos partes. No se puede llegar a la ONU sin cerrar antes un acuerdo bilateral. Ellos lo tienen complicado por el factor Hamás y nosotros por la postura del Gobierno, donde una parte muy importante de ministros considera que Abás ha violado los acuerdos de Oslo y por tanto Israel tiene las manos libres para hacer lo que quiera. Paciencia y negociación, no hay otro camino hacia la paz».
«De la ocupación vienen los males»
El Consejo central del partido conservador Likud sigue enviándole mensajes de texto a su móvil, pero hace años que dejó de asistir a las reuniones. Baruch Shalev fue asesor del primer ministro Ariel Sharon hasta 2003 y de él destaca que «era un persona dura, pero con buen corazón, el problema es que el buen corazón era solo con judíos». Su vida ha dado un giro de 180 grados, ahora forma parte de varias organizaciones no gubernamentales y es miembro activo del movimiento de indignados que logró congregar a 400.000 personas en las calles de Tel Aviv para protestar contra la política del Gobierno de Netanyahu, «una protesta por la grave situación económica de un país con un futuro muy peligroso si sigue por este camino de autodestrucción». «Si fuera Abás, yo también optaría por la vía de Naciones Unidas porque aquí no tiene nada que hacer. La ocupación es el germen de todos los males y ha logrado corromper el sistema. Los colonos son pocos, pero bien organizados, y ejercen un gran control sobre los partidos políticos que no tienen el coraje suficiente para decir 'basta ya' y hablar claro. La ocupación anula la sensibilidad y esto va a generar consecuencias trágicas, sobre todo mentales. Israelíes y palestinos estamos condenados a entendernos».