PAN Y CIRCO

PRIMERA LECCIÓN

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En la aburrida pero bendita tranquilidad. En el insoportable tedio de la ansiada rutina, en ese paréntesis que pocas veces ofrece el fútbol y la vida se ha instalado este Cádiz con sus últimas tres victorias.

El ruido que desprendían las tertulias radiofónicas, portavoces del sentir del aficionado, se ha reducido al mínimo. Las críticas se han solapado con los números, y los buitres carroñeros, que los hay, han plegado sus alas y han tenido que meterse de nuevo en su buitrera. Hasta Jose ha cambiado un poco el gesto. Solo un poquito, pero lo suficiente para advertir tras él a ese meticuloso entrenador capaz de devolver al Cádiz a su sitio, y no a esa persona ofuscada que parecía peleada con todo el mundo.

Los tópicos no siempre desvirtúan la realidad. No por repetitivo deja de ser cierto aquello de que por enorme que sea la tempestad dos triunfos recuperan la calma. Cuando caen chuzos de punta, hay que resguardarse bien y tirar para adelante, sin darle más vueltas, y esa lección ha sido la primera para esta excelente plantilla, al contrario que la del pasado año, que tuvo que aprenderla cuando las urgencias son mucho mayores.

Que no se olvide, pues queda mucha temporada y seguramente volverá a caer este tema en el examen. Así que por favor se destierren teorías conspiratorias, análisis con mala intención o posiciones anticadistas. Esto se ha montado de esta manera: si ganas te elogian y si pierdes te crítican. En un espectáculo tan visceral es muy complicado moverse en la mesura y el equilibrio.

Ahora el objetivo será alargar este aburrido trance, el de los pequeños objetivos cumplidos que no permiten todavía la euforia. Así, entre bostezos, colarnos en junio en los momentos destinados para sufrir, y sobre todo disfrutar. Pocos se acordarán de Jaén, Ceuta o Sporting. Pero sí que deberán tener bien presente esa primera lección.