Decisión inconcebible
El dislate del Consejo de RTVE no se puede quedar solo en un desliz corregido a tiempo
Actualizado: GuardarLa decisión adoptada el pasado miércoles por el Consejo de administración de RTVE de que sus miembros tuvieran acceso directo al sistema de trabajo de las redacciones del ente para así supervisar la elección de temas y su desarrollo en los distintos espacios informativos constituye tal aberración que no cabía esperar más que la atronadora reacción contraria que cosechó, tanto desde el ámbito profesional como desde el institucional. La rectificación anunciada ayer resultaba obligada y es imprescindible que se formalice con urgencia en una inmediata reunión del citado Consejo. Pero ni las Cortes, como poder del que depende la designación de los integrantes del órgano rector de RTVE, ni los partidos y sindicatos que aportaron sus nombres, ni mucho menos los consejeros que votaron a favor de tan inaudita medida o se abstuvieron pueden presentar lo ocurrido como si fuera un mero desliz corregido a tiempo. Porque con su decisión colegiada violentaron la letra y el espíritu que rige RTVE tanto en su dimensión de ente público como en el servicio que ha de prestar para la realización cotidiana del derecho constitucional a la información y a la libertad de expresión. Es necesario que los consejeros expliquen de manera inequívoca, y ateniéndose a los términos de la deliberación que desembocó en semejante dislate, el incomprensible razonamiento que les llevó a adoptar la decisión. Sin esta explicación previa y sin una autocrítica explícita, la reconsideración anunciada a causa de las críticas recibidas y de la desautorización por parte de quienes les designaron no es suficiente aval para que puedan seguir ostentando tan notable representación. Representación que exige una autoridad moral capaz de velar por la independencia informativa de RTVE, un criterio deontológico sin prejuicios ni dobleces en relación a los responsables directos de que ese objetivo se haga realidad y una prestancia profesional apta para percatarse de la sinrazón de una supervisión censora de la tarea periodística.