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Cádiz es la segunda provincia andaluza con más jóvenes en tratamiento por adicción
El número de menores en grupos de desintoxicación descendió en 2010 por primera vez en cuatro años
Cádiz Actualizado: GuardarPor primera vez después de media década de constantes subidas, el número de jóvenes adolescentes que se han sometido a tratamientos de adicciones, sobre todo de drogas, ha descendido en Andalucía. En concreto, en la provincia de Cádiz, un centenar de jóvenes ha recurrido, o más bien, ha sido obligados a desengancharse en alguno de los centros con los que cuenta la Diputación de Cádiz y las organizaciones antidroga. Esto supone un 29% menos de adolescentes que sufrían adicciones que en 2009. ¿Significa que los jóvenes consumen menos droga en la provincia? Lo cierto es que la cifra de admisiones a tratamiento es, hasta ahora, uno de los indicadores más fiables para aproximarse al consumo de drogas, del que obviamente, no hay cifras. Los datos sobre admisión a tratamiento de 2010, ofrecidos en su último informe por el Observatorio Andaluz sobre Drogas y Adicciones, también sitúan a Cádiz por primera vez en un ominoso puesto: se ha convertido, a pesar del descenso, en la segunda provincia de toda Andalucía, después de Málaga, en número de adolescentes que se sometieron a un tratamiento por adicción. Hasta el 2009, Cádiz era la tercera, por detrás de Córdoba.
Suben los casos entre adultos
La bajada en el número de jóvenes adictos llama la atención, sobre todo, porque en el mismo año la cifra de pacientes gaditanos (tanto adultos como menores de edad) de los Centros de Tratamiento de Adicciones se disparó. No en vano, Cádiz ha sido la provincia donde más aumentaron los casos, con 200 personas más que en 2009, hasta alcanzar la cifra de 3.661 que buscaron ayuda.
El informe del Observatorio confirma que el cannabis sigue siendo la sustancia ilegal que más se consume entre los jóvenes y, por su puesto, la que más admisiones motiva. De este modo, más de 80% de los menores que se sometieron el pasado año a un tratamiento contra adicción en Cádiz habían consumido esta droga. La cocaína, en cambio, ha decaído en el conjunto de Andalucía según el mismo informe y ha pasado de representar un 10,5% de los casos en 2009 a apenas un 4,1% de media en 2010.
Juan Antonio Hidalgo, responsable del Centro de Tratamiento de Adicciones de la Diputación Provincial en San Fernando, reconoce que los adolescentes que sufren una adicción «pura y dura a la cocaína» son pocos, ya que se trata de «una droga acompañante», que se toma de manera esporádica, y a la que se accede después de haber probado el hachís. Algo parecido pasa con el alcohol. El cannabis, en cambio, suele ser una droga de consumo diario y suele ser la que más secuelas visibles deja: primero, en problemas de convivencia, pero sobre todo es la que más influye en el fracaso escolar, que es en definitiva la alarma que avisa a los padres de que sus hijos necesitan ayuda.
Adicciones por edades
Aunque la edad con la que los jóvenes se inician en el consumo de esta y otras drogas 'legales' como el alcohol o el tabaco se sitúa en torno a los 13 años, la edad media de los que empiezan a recibir tratamiento es de 16 años. Con todo, hasta los centros llegan ya niños de diferentes edades: «hace diez años no venían de 13 años, pero ahora sí», explica Luis Bononato, presidente de la asociación Proyecto Hombre, que reconoce que cada edad tiene un tipo de adicción y de problemas distintos: entre los 13 y 15 años, por ejemplo, la mayoría de los que acuden a Proyecto Hombre aún no están enganchados. «No tienen un nivel alto de adicción, pero sí cuentan con problemas de comportamiento, fracaso escolar y violencia como consecuencia del consumo», afirma Bononato. El siguiente grupo, entre los 15 y los 18, sí cuenta con adicciones al alcohol, el hachís y las pastillas. Y por último, son los jóvenes a partir de los 18, que ya son mayores de edad, los que relatan más problemas con la cocaína. «No son datos científicos, pero sí orientativos», aclara Bononato. Como confirma Juan Antonio Hidalgo, la mayoría de los menores que acaban en este tipo de tratamiento, lo hacen por orden de un juez o a instancia de la Policía, después de que se hayan sido pillados consumiendo drogas o, directamente, enviados desde los centros de internamientos para menores.
A diferencia de los adultos que se someten a un tratamiento, «los niños nunca vienen por su propio pie», explica Juan Antonio Hidalgo, que considera que lo «peligroso» de las adicciones entre menores no es que tengan que combatir altos niveles de dependencia, o síndromes de abstinencia. «Lo peligroso es que creen que no tienen problemas». En el mismo sentido, Luis Bononato, aclara que los tratamientos con niños no se enfocan tanto a desintoxicar a un menor a un tipo de droga, sino a dotarles de «habilidades para integrarse en la sociedad». «Con los jóvenes trabajamos mucho más con la familia, con los amigos y los tutores en los centros educativos. A veces los niños se niegan al tratamiento, y son los padres los que se quedan en los cursos. El éxito de un tratamiento depende de que la familia del menor se mantenga fuerte».