Policías israelíes, pistola en mano, arrestan a manifestantes palestinos en un puesto de control entre Jerusalén y Ramala. :: T. T.-WHITEHILL / AP
conflicto israel-palestina

La versión palestina de la 'primavera árabe' toma las calles de Cisjordania

Al contrario que en Túnez o Egipto, los manifestantes quieren apuntalar su Gobierno para constituirse en Estado soberano

RAMALA. Actualizado: Guardar
Enviar noticia por correo electrónico

«¡El pueblo quiere el Estado palestino!». Es el grito de guerra de las revoluciones árabes en versión palestina. Aquí no se pide que caiga el Gobierno como en Túnez, Egipto o Libia; aquí se pide que la comunidad internacional responda de forma positiva a la solicitud de ser un Estado de pleno derecho de la ONU que el presidente Mahmud Abás planteará mañana. Miles de personas tomaron las calles de las principales ciudades de Cisjordania y marcharon de forma pacífica. Gaza fue la otra cara de la moneda, ya que las autoridades de Hamás siguen viviendo ajenas a la propuesta de Abás.

El ejemplo de la 'primavera árabe' ha calado muy hondo en los dirigentes locales que aspiran a conseguir un fuerte movimiento de protesta sin violencia que refuerce el discurso del mandatario palestino en Nueva York. «La situación que vivimos aquí no tiene nada que ver con la del resto de países árabes, pero es cierto que la historia reciente ha demostrado que la violencia no nos ha llevado a ninguna parte y que nuestros vecinos han logrado grandes victorias protestando en paz», asegura Basil Mimi, estudiante de diecisiete años de la Escuela Evangélica.

La Autoridad Nacional Palestina se ha volcado con la cita del viernes en la ONU y por eso decidió interrumpir el horario de sus funcionarios, así como de colegios y universidades, para permitir a la gente manifestarse y ver de cerca la enorme silla azul que han colocado en la plaza de Al Manara. Mientras los más jóvenes marchaban, gritaban y blandían la bandera nacional, la mayor parte de la población seguía con su vida normal y, sin levantar mucho la voz, mostraban su escepticismo ante el viaje de un Mahmud Abás que «primero debería empezar por unirnos a los palestinos y después salir de viaje», comentaban los más veteranos, ya acostumbrados a estas «jornadas decisivas» que al final no producen cambios para su situación sobre el terreno.

«Riesgo de intifada»

«Los palestinos han demostrado que no saben protestar en paz. Las dos anteriores intifadas empezaron así y luego acabaron en terrorismo, así que no es momento de bajar la guardia ni creer en la propaganda de sus dirigentes diciendo que esto es su particular primavera árabe. Con este paso lo único que hacen es desviarse del proceso de paz», piensa el profesor Gerald Steinber, investigador del Centro de Estudios Estratégicos Begin Sadat de Tel Aviv.

Los alzamientos de 1987 y 2000 están grabados en la mente de la población israelí, que comparte la expectación ante la cita de la ONU con los ciudadanos del otro lado del muro. Los medios de información judíos alertan sobre el riesgo de una tercera intifada y repiten los mensajes del ministro de Exteriores, Avigdor Lieberman, sobre el «deber de castigar a los palestinos» por dar este paso ante las Naciones Unidas.

Una minoría pacifista intenta frenar la escalada de violencia. Distintas organizaciones de Derechos Humanos de Jerusalén se dieron cita a última hora de la tarde frente al consulado de Estados Unidos para iniciar una 'Caminata por la paz' coincidiendo con la intervención de Barack Obama ante Naciones Unidas.

Apenas cien personas respondieron a la llamada que perseguía «pedir a las autoridades israelíes que no usen la violencia contra las marchas palestinas que reclaman su derecho a ser miembros de pleno derecho de la ONU», aseguraba la activista Shiri Barr, para la que «los efectos de la primavera árabe se notan a ambos lados del muro».