MUNDO

Una cita en la ONU sin los sospechosos habituales

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Es difícil cambiar algo en el gris y burocrático edificio de la ONU, donde los líderes del mundo se reúnen desde hace más de seis décadas para dar aburridísimos discursos que siempre pasan con mucho de los 15 minutos establecidos. Esta vez, sin embargo, los aires de cambio no se limitaron a las obras que tienen la sede patas arriba. «Algo está pasando en el mundo», sentenció Barack Obama.

Para empezar, faltan muchos de los sospechosos habituales. De entre esos dictadores que siempre aprovechan la solemnidad del órgano internacional para legitimar su poder, destaca la ausencia de Muamar el Gadafi, que hace un año discutía con las autoridades su deseo de instalar una jaima en pleno Manhattan y hoy se esconde en alguna madriguera de Libia. Los mismos líderes que antes se disputaban su hospitalidad ahora felicitan a los rebeldes que ocupan su asiento. Sus peroratas de hasta 96 minutos de duración ya no amenazan el récord de 4 horas y media que ostenta Fidel Castro, y hasta Hugo Chávez ha tenido que quedarse en casa debido a la enfermedad.

El propio Osama bin Laden ha desaparecido de la faz de la Tierra, pero no por ello el miedo de un ataque terrorista, que si acaso es mayor que nunca, como demuestran las patrulleras de la Policía sobre el East River armadas hasta los dientes. «Con él se ha enterrado la idea de que el cambio solo podrá venir a través de la violencia», aseguró Obama. Irónico simbolismo teniendo en cuenta que su vida no la apagaron las revoluciones árabes sino dos tiros en la cabeza. Por eso quien mejor representaba sobre el escenario de la ONU el cambio pacífico era la presidenta brasileña, Dilma Rousseff. Por primera vez una mujer abría la Asamblea General de la ONU, por mucho que ese órgano se haya considerado siempre el más representativo del mundo.

«Me enfrento a este momento histórico con humildad personal pero, como mujer, con orgullo justificado», dijo la presidenta brasileña. La heredera de Lula dedicó el momento a «más de la mitad de los seres humanos del planeta que, como yo, han nacido mujeres, pero que con tenacidad están ocupando el lugar que se merecen en el mundo. Este ciertamente será el siglo de las mujeres», prometió.

En su primera comparecencia ante la ONU, que coincidió con el día en que EE UU ejecutaría a un hombre considerado inocente por muchos, esta voz femenina criticó la pena de muerte como «una flagrante violación de los derechos humanos» y conminó «a todos» a aceptar las críticas. Habrá que darle la razón a Obama, «este ha sido un año destacable».