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Cesc rescata a un Barça desconocido
El conjunto 'che' asfixió el juego combinativo de los de Guardiola, que aprovecharon dos genialidades para salvar un punto de Mestalla La valentía de Unai Emery estuvo a punto de valer la victoria a un ambicioso Valencia
CÁDIZ. Actualizado: GuardarValencia y Barcelona disputaron un partido propio de grandes campeones, y terminaron por firmar las tablas pese a que ambos conjuntos tuvieron opciones de hacerse con la victoria. Sobre todo el Valencia, que jugó sin complejos y asfixió el juego combinativo del Barcelona.
Estaba claro que el Valencia no podía darse por perdido antes de comenzar a jugar y Unai Emery metió esa idea a sus hombres, que desde el pitido inicial salieron con muchas ganas y energía para buscar la portería de Víctor Valdés. Y la encontraron en varias ocasiones, pese a que fueron los de Guardiola los primeros en acercarse con relativo peligro a la portería contraria. Fue a los seis minutos por medio de Pedrito, que recibió un balón en profundidad de Messi al que llegó muy escorado, y su remate murió en las manos de Guaita.
La respuesta valencianista y no hizo esperar, y su primer acercamiento se convirtió en gol gracias a la colaboración inestimable de Abidal, que terminó alojando la peota en su propia portería al intentar despejar un balón que remató Soldado. El delantero, que durante la semana había sido duda por un golpe en el empeine que había recibido el domingo en el choque ante el Sporting, no solamente se vistió de corto, sino que además fue la referencia en el ataque de un conjunto che ambicioso, que planteo un partido de tú a tú a los azulgranas.
Poco duró la alegría en Mestalla. Pedro, a quien se la había visto muy activo, como con la intención de reivindicarse, esta vez sí acertó a rematar a gol un pase entre líneas que le había dado de nuevo Messi, tras una jugada de tiralíneas que había comenzado en las botas de Cesc Fábregas. El coliseo valencianista se quedó mudo. Comenzaba un nuevo partido, pero los de Emery no desfallecieron y se fueron arriba como si no hubiese pasado absolutamente nada.
No obstante, el Barcelona respondía merced a la chispa del astro argentino, muy participativo en las acciones ofensivas. Pasado el cuarto de hora, los de Guardiola reclamaron penalti por el derribo de la 'Pulga' por Rami, pero Velasco Carballo hizo oídos sordos.
El partido estaba muy abierto, de los que apasionan al espectador, y en el intercambio de golpes volvió el Valencia a ponerse por delante. Fue Pablo Hernández, que aprovechó un centro de Mathieu desde la izquierda al que no llegaron Soldado ni tampoco Abidal, quien remató a gol en el segundo palo.
El Barça, que había tirado de las rotaciones para dar descanso a algunos de sus hombres importantes, no funcionaba como acostumbra y los minutos iban pasando sin que encontrara el camino del gol. De hecho, fue Soldado el que tuvo a puerta vacía el tercero, pasado el minuto 40, pero una mano de Valdés despistó al delantero, que no pudo rectificar su posición y mandó el balón fuera de manera incomprensible. Fue lo más peligroso que se vio antes de que se llegara al tiempo de descanso.
Salió el Valencia con las mismas ganas en la segunda parte, y cuando ni siquiera se había cumplido el minuto cinco de juego pudo incrementar su ventaja. Entre Pablo Hernández y Soldado tuvieron el remate franco, pero la zaga barcelonista despejó como pudo.
Estaba claro que el plan no le estaba funcionando a Guardiola, que no tardó en mover ficha para intentar revertir la situación, dando entrada a Villa en lugar de Pedro para jugar con más gente por dentro y a Adriano por Keita, para imprimir algo de velocidad al equipo.
Algo varió el panorama, ya que parecía que los culés iban haciéndose poco a poco con la posesión. Guardiola no estaba contento del todo y quemó todos sus cartuchos metiendo en el campo a Thiago. Un disparo de Mascherano desde su casa sorprendió a Guaita, pero la pelota se estrelló en el larguero.
El Valencia respondía a la contra gracias a dos balones que robó Banega, pero el peligro lo abortaron los culés antes de que llegara al área de Valdés.
Un final intenso e igualado
Pudo empatar Messi en un mano a mano con Guaita gracias a un pase magistral de Thiago, pero el argentino se durmió y entre el hercúleo Rami y el portero abortaron el peligro. Fue la antesala de la igualada conseguida por Cesc, que volvió a demostrar el gran estado de forma en el que se encuentra.
El Barça parecía que empezaba a encontrar el camino con su juego interior, y esta vez fue Messi el que asistió al hijo pródigo, que no falló ante Guaita y cambió por completo el escenario del encuentro. Faltaba un cuarto de hora, los entrenadores ya no tenían más balas en su recámara, y el Barcelona empezaba a sentirse cómodo sobre el terreno de juego.
El partido se calentó en los instantes finales. El Barcelona había tenido ocasión de conseguir la victoria merced a sendas ocasiones de Messi y Cesc que sacaron en boca de gol Jordi Alba y Miguel. El propio centrocampista de la cantera che vio la roja directa por increpar al colegiado y con esa acción murió el partido, que resultó todo un gran espectáculo.