MILENIO

DESDE EL PARAÍSO

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El guerrismo, sencillamente, ya no ejerce virtualmente en el socialismo andaluz. Pero que conste en acta: por decisión personal del propio Alfonso Guerra. Por lo demás, en la geografía andaluza, todos son curvas cerradas ante ese 20-N que se acerca a pasos agigantados (no confundir con la fecha de la muerte del caudillo). Llega Rubalcaba en las próximas horas y le aguarda el disciplinado Griñán en su despacho oficial. Ambos próceres políticos son elegantes en el trato y pacientes virtuales, pero ninguno del binomio del poder real (Chaves y Zarrías) son ajenos a que la batuta del socialismo andaluz, que contribuyó a tantas mayorías absolutas, están en sus propias manos. El paciente Chaves es solista destacado del socialismo gaditano, en particular, y en el andaluz en general, mientras Zarrías, es intocable en Jaén. Cuando menos, Rubalcaba lo sospecha.

Pero tiene su lógica. Zarrías es más de Jaén que los olivares de la provincia, mientras Chaves es un gaditano carnavalero (amante del carnaval) más entusiasta que los acomodadores del teatro Falla. Así las cosas, Rubalcaba escuchará más que hablará cuando esté ante ese eje Chaves/Zarrías.

Ríanse de los arrozales del Vietnam, mil veces bombardeados por los pilotos yanquis, cargados hasta las orejas de estimulantes artifíciales, si se compara con las acciones de guerrilla entre los notables socialistas andaluces más destacados de los últimos tiempos.

Pero tanto Chaves como Zarrías son intocables, ambos, en la amplia Andalucía de mil leyendas. Mediar en Cádiz sería para Chaves como reinventar la diplomacia, y querer desplazar a Zarrías de Jaén sería algo así como ganar ampliamente a domicilio al Barça de Pep Guardiola. En cualquier caso, una vez más, las señoras militantes son las perjudicadas pues algunas van de 'paracaidistas' en ciudades que prácticamente desconocen en lo esencial. Si el PP no aprovechara tantas circunstancias históricas, que tampoco sería muy extraño, visto lo visto y conociendo a más de un prócer de la casa, tal vez fuera necesario reinventar la política y hasta la propia democracia. Quiénes no se inmutan, de momento, son las figuras históricas que llevaron al socialismo español a más de una década de mayorías absolutas. Deben de estar en el Paraíso.