Fuerzas palestinas antidisturbios, durante una sesión de entrenamiento en Ramala. :: AP
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España comprende el órdago palestino

Trinidad Jiménez ve «legítimo» que la OLP pida el reconocimiento como Estado en la ONU y aconseja una vuelta constructiva al diálogo

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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Durante meses, los países de la Unión Europea han jugado con ambigüedad entre la obligación moral con Palestina y la petición expresa de EE UU de que se abstengan de reconocerla como Estado dentro de la ONU, pero ha llegado la hora de retratarse. La encargada de decidir el voto español, si se llega a la Asamblea General, es la ministra de Asuntos Exteriores, Trinidad Jiménez, que al aterrizar el domingo en Nueva York indicó su apoyo a la iniciativa palestina.

«Las Naciones Unidas son el foro multilateral por excelencia así que la iniciativa nos parece legítima», explicó la titular de Exteriores. «Después de tantos años de negociaciones, hay un momento en que nos parece oportuno dar un paso que permita ir más allá, pero con una actitud constructiva que permita la vuelta al diálogo».

A España no se le escapa la turbulenta situación en el mundo árabe que tanto preocupa a EE UU, que ha perdido influencia con los cambios que han traído las primaveras árabes, pero, más que ver peligro en esa volatilidad, la considera un incentivo para avanzar en la causa palestina. «Hay que evitar frustraciones en el pueblo palestino», observó la ministra, «no podemos olvidarnos de ellos en un contexto internacional donde se están produciendo cambios democráticos y se intenta dar cauce a las legítimas aspiraciones de los pueblos».

Un marco de consenso

A juicio de EE UU e Israel, la iniciativa de entregar el viernes la petición al Consejo de Seguridad dañará el proceso de paz, pese a que las negociaciones están en punto muerto. Si se exceptúan las que se llevan a cabo estos días para evitar que Palestina cumpla su amenaza de poner en aprietos a Estados Unidos al forzarle a ejercer su derecho de veto, con la consiguiente oleada de furia que eso desataría en el mundo árabe. Pero dado que el órdago palestino ha propiciado nuevas propuestas, por insultantes que resulten para la Autoridad Palestina, su iniciativa no solo es legítima «sino también positiva», señaló la ministra.

La ambigüedad de la Unión Europea hacía temer que indicase a sus miembros una abstención en bloque que deslegitimaría el reconocimiento que, previsiblemente, Palestina obtendría en la Asamblea General, pero ayer Jiménez explicó que se está buscando un marco de consenso «en el que todo el mundo se sienta cómodo».

En ese órgano de 193 miembros solo necesita ganarse el voto de dos tercios y Palestina dice tener comprometidos 160. Eso le daría estatus de observador permanente, como el que tiene ahora el Vaticano, en lugar del de miembro de pleno derecho, para el que se necesita la recomendación del Consejo de Seguridad. Con esa 'categoría menor' obtendría acceso a numerosos órganos y convenciones de la ONU en los que podría poner en apuros a Israel, como el Tribunal Penal Internacional. Bajo cuerda, los negociadores internacionales intentan convencer a Palestina de que, aunque obtenga ese derecho, no lo use.

Definición ambigua

España no ha anunciado cuál sería su voto final en un caso que todavía considera hipotético, a la espera de ver el texto concreto de la resolución que aún se está elaborando. Los diplomáticos internacionales desean que la definición del Estado palestino sea lo más ambigua posible para dejar espacio a las eventuales negociaciones que puedan llevarse a cabo en un futuro entre Palestina e Israel.

Jiménez admitió que la construcción de los asentamientos judíos en el territorio reclamado por Palestina «está llevando a una situación muy complicada, porque después puede que no quede tierra para crear un Estado».