CHINOS
Actualizado: GuardarSobre los chinos y sus 'Made in' se ha hablado mucho, sobre todo en bares y tertulias informales de sobremesa con tendencia al chiste fácil. Por la boca de la mayoría de los filósofos de taberna y creadores de pensamiento irracional, desfilan leyendas urbanas que todos hemos oído mil y una veces. Una de mis favoritas es esa que dice que nunca se mueren, porque no aparecen esquelas suyas en los periódicos. Que, en el fondo, quiere hacernos reflexionar sobre una probable ocultación de los cadáveres en algún pabellón del extrarradio con fines de ¿reciclaje? Lo dejamos ahí. Otra perla de la sabiduría popular es la que se refiere a que nunca se ha visto a un chino en un hospital. Vamos que, o no se ponen enfermos, o los recambian por otro y al maltrecho lo devuelven al país de origen en el contenedor que trajo los rollitos de primavera. Basta con preguntar a cualquier enfermera para comprobar que este cuento no le daría ni para un programa a Iker Jiménez. Luego está la primera de la lista, la que utilizan los primerizos para ganarse la admiración del público: en los alrededores de los restaurantes chinos no ves perros ni gatos, por algo será. Y resulta curioso, porque si algo tiene la comida china, te guste o no, es que ves siempre lo que te estás comiendo, que suelen ser verduras, gambas, ternera, pollo, pato, cerdo y sus típicas salsas. A ver si todo lo que anuncian en la carta los restaurantes de toda la vida es liebre, o maúlla. Y esta reflexión (pueden llamarla apología), me la ha provocado un reportaje que leí ayer sobre los chinos, que describía cómo es su manera de entender la economía. Me sorprendió leer que los padres, si es preciso, se quedan sin vacaciones para que sus hijos salgan adelante. Se prestan dinero unos a otros. Los empresarios son capaces de trabajar más horas cobrando lo mismo. Devuelven siempre el dinero, aunque para ello tengan que vender sus propiedades, y una serie de cosas que nos suenan a eso, a cuento. Recuerdo aquellos días en los que aquí éramos chinos, o al menos trabajábamos como...