SOMOS DOSCIENTOS MIL

TRISTE ESPECTÁCULO

Trabajadores de Onda Jerez se rebelan ante los agentes públicos equivocados

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Inicio hoy estas líneas trasladando mi cariño y mostrando mi absoluta solidaridad hacia los trabajadores de Onda Jerez (entre los que tengo muchos compañeros y algún que otro buen amigo), la cual hago extensiva al resto de trabajadores que se hallan en dificultades, léase autobuses urbanos, Acasa y algún que otro colectivo más. Y soy solidario, fundamentalmente con los compañeros de una emisora, en la que hace 25 años este cronista invirtió algunos años de su vida para colaborar en su puesta en marcha, básicamente al entender que los mismos son simples espectadores de un sainete al que se han visto abocados, pues a nadie puedo recriminar el legítimo derecho a buscarse un puesto de trabajo.

Sin embargo, deberán perdonarme si afirmo que no es de recibo que tales trabajadores personalicen sus problemas y frustraciones, atacando sin piedad a quienes llevan pocos meses al frente del municipio, cargo al que supongo han accedido con la honrosa idea -ya era hora de que alguien lo hiciera- de querer salvar una ciudad ante la más que previsible quiebra económica a la que anteriores gobiernos la han conducido.

Cuento todo ello porque observo, con gran preocupación, que no ha sido uno, sino que ya son dos, los actos de nuestra Fiesta de la Vendimia que han sido reventados por las protestas de varios colectivos de trabajadores, entre ellos los de la radio y televisión pública. En mi opinión, no es el camino acertado el de ir por ahí atosigando y casi amenazando a los concejales municipales. Especialmente cuando entre estos se encuentran trabajadores, profesionales y empresarios que han dejado a un lado su brillante currículo en el mundo de la empresa privada, simplemente por el deseo de servir a su ciudad y a sus ciudadanos.

Si habláramos de políticos profesionales, la cosa podría tener un pase -que no lo tiene- y me viene a la memoria cuando a las puertas del Ayuntamiento se zarandeó el vehículo de determinado Consejero de la Junta. Pero claro, el actual partido en el gobierno municipal, no sólo es de derechas, sino que además se integra mayoritariamente por personas que, al margen de la política, han triunfado en sus respectivas áreas profesionales dentro de la esfera privada y parece que ello permite a los trabajadores tener una actitud mucho más desafiante a la hora de protestar.

Añadan a toda esta historia el lamentable papel que juegan tanto las organizaciones sindicales como el comité de empresa, a los que cabría realizarles preguntas tales como: ¿dónde estaban cuando al frente de una emisora de pueblo se puso a un director de emisora de pueblo con sueldo de ministro? Indudablemente el casi medio millón de euros que este cargo ha cobrado al frente del ente de radio y televisión municipal, de algún modo también es culpable de la desastrosa situación económico financiera en el que actualmente se encuentra.

Y por seguir con preguntas comprometedoras: ¿dónde han estado los sindicatos durante todo este tiempo? Que yo sepa, en 25 años de vida de Onda Jerez nunca se ha realizado una convocatoria pública de empleo. Comprenderán que el respeto a los principios de igualdad, mérito y capacidad que rigen el acceso a la función pública, permitiría ahora protestar dignamente por el derecho a permanecer en el puesto de trabajo. Algo que no me cuadra, incluso se me antoja incompatible, al saber que tanto los 42 trabajadores del ente de radiodifusión que colocó Pacheco, como los 44 que colocó Pilar Sánchez, así como otros muchos que aprovecharon acceder a este medio de comunicación para desde allí saltar por la puerta falsa a nuestro Ayuntamiento (donde vagan en silencio por sus dependencias para que nadie se fije en ellos), han ido disfrutando durante uno, cinco, diez o veinticinco años de un puesto de trabajo para el que ningún mérito inicial debieron demostrar, y por el que contra nadie han debido competir.

Espero que al final las aguas vuelvan a su cauce y si el Concurso de Acreedores sale adelante, Onda Jerez pueda seguir más saneada o, llegado el caso, morir con dignidad. Justamente la misma que les pido a quienes llevan dos décadas y media mirando para otro lado.