LOS MUERTOS ALTERNAN
Actualizado: GuardarLos cementerios andaluces levantan monumentos de mármol negro a los artistas, a determinados genocidas, músicos, poetas, duquesas sin reparo al averno ni al pecado y toreros con la edad en la boca abiertos en canal por las astas de un toro descompuesto por tanta burla del matador. Descansan pecadores infatigables, víctimas masacradas ante la muralla almohade del barrio de la Macarena por los fusiles integristas del último genocidio civilista entre hermanos. Estamos siempre entre el drama y la gloria, entre la paciencia y la violencia estremecedora. En esta tierra, los muertos alternan con los vivos y viceversa.
Este fin de semana que consumimos apareció por Sevilla el poeta y cantante roquero Miguel Ríos, uno de los nuestros, aunque algunos no sepamos quiénes son los nuestros. Me da el pálpito que Ríos lo es. Vive porque nació en los años cuarenta en Granada, en la década anterior todavía estarían buscando su cadáver. Amigo de la libertad, compositor de excelsas historias de amor y compromiso, recibió en su Granada al premio Nobel de Literatura, José Saramago, a la periodista Pilar del Río y aquella tarde allí estaban también Iñaki Gabilondo, el entonces alcalde Antonio Jara y uno de los nuestros escribió un artículo en la prensa andaluza titulado 'El portugués que fue a Granada y reía'. Cuántos años. Miguel se despidió en el memorial 'Rocío Jurado' ante su público de Sevilla este fin de semana entre sobresaltos de amores presentidos y recuerdos clavados en la memoria adulta, la memoria menos fiable de los seres inteligentes. Qué sarcasmo.
Se van los artistas amados por el pueblo y una especie de manto del olvido espeso se extiende por las probadas memorias de los que carecen de las defensas mínimas. Miguel Ríos, es su obligación, le canta a esa auténtica razón que nunca se debilita y abre sus sentimientos a los más machacados. Ya no estamos en tiempos de enterrar al amanecer a las víctimas de la sinrazón, aunque queden huesos humanos en muchas cunetas del país. No podemos tener dudas del roquero Ríos: Más de una de sus baladas nos recordó a más de una cuneta.