Adiós agridulce en el Senado
Actualizado: GuardarRodríguez Zapatero compareció ayer por última vez en el Senado, una Cámara a la que el presidente del Gobierno saliente ha tratado de proporcionar la teórica importancia política e institucional que le otorga la Constitución. Según el recuento del propio Zapatero, este respondió en sus dos mandatos a 156 preguntas de los senadores e intervino cinco veces en el pleno con ocasión de los debates de varios estatutos de autonomía. Por una vez, y a pesar de lo cargado del ambiente político, la sesión de ayer fue de guante blanco. Zapatero señaló que era aquél «un buen momento histórico para reivindicar las instituciones representativas que nos hemos dado, que nos ha costado defender y que tanto sirven al país». El portavoz popular, Pío García Escudero, reconoció el mérito del presidente en acudir una vez al mes para responder a las preguntas de los senadores, algo que no se hacía en el pasado. Un reconocimiento justo, aunque haya que lamentar la imposibilidad de culminar la reforma constitucional que haga del Senado una auténtica cámara de representación territorial y el no haber podido institucionalizar el debate anual sobre el Estado de las Autonomías.