Los operarios miden la calidad del aire en el exterior de las instalaciones siniestradas ayer. :: J. REY / EFE
MUNDO

Alarma nuclear al otro lado de la frontera

Un trabajador muerto y cuatro heridos al estallar un horno en una planta de tratamiento de residuos radiactivos en el sureste de Francia

PARÍS. Actualizado: Guardar
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Un trabajador muerto y otros cuatro heridos es el saldo del accidente registrado ayer en un centro de tratamiento de residuos radiactivos situado en el sudeste de Francia que no causó fugas ni vertidos contaminantes, según fuentes oficiales. El Gobierno español y la Generalitat de Cataluña activaron protocolos de prealerta dada la proximidad de las instalaciones siniestradas con la frontera, unos 280 kilómetros por carretera.

El accidente tuvo lugar a mediodía en el Centro de Tratamiento y Acondicionamiento de Residuos de Poca Actividad (Centraco, en sus siglas en francés), una instalación que cuenta con una plantilla de 200 trabajadores situada en Marcoule, al norte de Aviñón. Por causas desconocidas, que fuentes gubernamentales francesas relacionan con un error humano, se produjo una explosión en un horno eléctrico en el que se disminuye, mediante incineración o fusión, el volumen de residuos de poca o muy poca radiactividad para luego acondicionarlos. El incendio declarado fue sofocado en una hora.

La explosión mató a un hombre, que apareció carbonizado, e hirió muy gravemente a un bombero voluntario por cuya vida se teme. Hay otros tres trabajadores heridos de menor consideración.

La Autoridad de Seguridad Nuclear dio el accidente por terminado a primera hora de la tarde y aseguró que no se había detectado ninguna contaminación. Las sondas que el organismo independiente Criirad tiene en el valle del Ródano, río próximo a las instalaciones siniestradas, tampoco registraron radiactividad. «No hay ningún riesgo de vertido venidero», proclamó la compañía EDF, casa-madre de Centraco, desde donde se puntualizó que «es un accidente industrial y no un accidente nuclear».

Las autoridades políticas y nucleares francesas mantuvieron informadas del desarrollo de los acontecimientos a sus homólogas españolas. El presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, ordenó poner en funcionamiento los «dispositivos políticos, administrativos y técnicos» para seguir y evaluar el accidente. En Cataluña la Dirección General de Protección Civil activó en nivel de prealerta el plan Procicat de forma preventiva.

Cuatro toneladas de metales

El Ministerio del Interior francés aseguró que no había sido necesaria ninguna medida de confinamiento o evacuación de los trabajadores pues los heridos no habían resultado contaminados y el fallecido murió por la explosión. La deflagración no afectó a la integridad del edificio que alberga el local con el horno siniestrado. Este contenía en el momento del accidente cuatro toneladas de metales cuya radiactividad era de 67.000 becquereles, menos de 17 bq por kilo.

Según explicó a la edición digital de 'Le Monde' Thierry Charles, director del Instituto de Radioprotección y Seguridad Nuclear, se trata de una radiactividad «muy baja, incomparable con la de un reactor nuclear». Los residuos poco radiactivos representan cerca del 90% de los desechos en Francia, país con 58 reactores nucleares, pero una parte ínfima (0,03%) de su radiactividad total.

Mientras en Francia se activaban las alarmas por la explosión de Marcoule, el director general del Organismo Internacional de la Energía Atómica, Yukiya Amano, adelantaba en Viena el 'plan de acción' para mejorar la seguridad nuclear en el mundo. El documento se elaboró a raíz del accidente de Fukushima, pero ha rebajado su nivel de exigencia inicial debido al rechazo de varios países a la propuesta de efectuar inspecciones aleatorias en las centrales ahora en funcionamiento.

El OIEA estima que de aquí al año 2030 el número de nuevos reactores nucleares en el mundo aumentará entre 90 y 350 unidades, hasta sumar en total unos 500 a 700 reactores atómicos.