ESPAÑA

El impuesto de patrimonio ocasiona el primer encontronazo entre Rubalcaba y Rajoy

MADRID. Actualizado: Guardar
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La reactivación del impuesto sobre el patrimonio desencadenó el primer encontronazo de la precampaña electoral entre Alfredo Pérez Rubalcaba y Mariano Rajoy. Hasta ahora ambos candidatos habían eludido el cuerpo a cuerpo, pero la recuperación de esta figura fiscal situó a uno frente al otro con planteamientos opuestos. El candidato del PP rechaza el impuesto porque considera que es una medida de corte electoral. El del PSOE respalda la medida porque en tiempos de crisis es lógico que «los grandes patrimonios paguen más».

Rubalcaba y Rajoy no se habían enzarzado hasta ahora en ningún debate, hubo un atisbo con la propuesta del socialista de suprimir las diputaciones pero no fue a mayores. Solo ahora, cuando la política fiscal se ha colado en la precampaña tras la decisión del Gobierno de reactivar este viernes el impuesto sobre patrimonio, han cruzado argumentos. Para satisfacción de los socialistas, que buscaban con ahínco la confrontación ideológica para que fuera patente la diferencia entre los candidatos con la certeza de que el suyo es mejor.

El debate se ha centrado, además, en el terreno que el PSOE considera más favorable para Rubalcaba, el de los grandes principios, donde las diferencias entre los planteamientos socialdemócratas y los liberales son más nítidos. Mariano Rajoy ha rehuido el duelo con su adversario socialista convencido de que no tiene nada que ganar y mucho que perder si comete algún error. «No quiero discutir con él», decía todavía ayer mismo el líder de la oposición durante una entrevista en Telecinco. Pero la realidad se impuso a sus deseos.

Rajoy consideró «contradictorio» que este Gobierno, el mismo que desactivó en 2008 el gravamen sobre la riqueza, decida ahora porque se acercan unas elecciones reactivarlo. «No es un problema de recaudar sino de hacer campaña electoral» porque los socialistas, sostuvo, creen que con esa medida van a poder arañar «más votos».

Además, añadió, es «un mal mensaje» porque «castiga al que ahorra» para reunir un patrimonio y «premia» al que no ahorra. Tiene asimismo un segundo efecto pernicioso, según Rajoy, ya que obligará a pagar dos impuestos «uno por trabajar», el IRPF, y «otro por ahorrar». En definitiva, resumió, «no estoy a favor».

El Gobierno no ha concretado en qué términos va a reactivar este impuesto, pero la idea, según fuentes del PSOE, es incrementar el mínimo exento, se discute si situarlo entre 600.000 euros y un millón para no castigar a las clases medias y gravar solo a las rentas más altas. Hasta antes de su desactivación era de poco más de 100.000 euros excluida la vivienda habitual, un baremo que afectaba a amplias capas de la sociedad. Tampoco ha trascendido el tipo que se fijará. Cuando estaba en vigor no llegaba al 1% de la suma que excedía el mínimo exento. En 2007, último ejercicio en que estuvo en vigor, Hacienda recaudó poco más de 2.100 millones de euros por este concepto. Restablecido, el Gobierno calcula que podrá ingresar del orden de los 1.400 millones.

Este impuesto está cedido a las autonomías y las gobernadas por el PP se apresuraron a anunciar que no lo van a resucitar. Con una excepción, el extremeño José Antonio Monago, quien ya solicitó al Gobierno la recuperación de este figura. El secretario general adjunto del PP de Extremadura, Juan Parejo, ratificó ayer esa postura con la que el presidente de la Junta demuestra que «tiene identidad propia» y no es «una marioneta». Sus palabras no merecieron ningún comentario de la dirección del partido.

Sin dilaciones

Rubalcaba, en cambio, hizo una cerrada defensa de la recuperación del gravamen pese a que no era partidario de que el Ejecutivo activara el impuesto sin más dilaciones porque quería que formara parte de sus compromisos electorales. El candidato socialista retó al PP a que explique «por qué no quiere cobrar más impuestos a las grandes rentas» y en cambio prefiere hacer recortes del gasto público en sanidad y educación. Las alternativas, según el exvicepresidente, eran «o pido dinero a quien tiene patrimonios importantes y a cambio no recorto en educación o no les pido nada y recorto en educación».

El candidato insistió una y otra vez que la recuperación del impuesto solo afectará a las grandes fortunas y no a las clases medias, a diferencia de lo que ocurría hasta 2008. «Es bastante razonable», subrayó, que «la gente que tiene patrimonios de seis o siete millones de euros pague un impuesto para echar una mano a quien no tiene empleo, como los jóvenes». Eso «no es populista, es estrictamente justo y razonable», comentó en respuesta a las críticas de CiU, que calificó así la decisión gubernamental.

Rubalcaba emplazó de forma directa a Rajoy a «explicar» las razones que tiene para no apoyar que los que «más tienen echen una mano» a los más desfavorecidos. Un reto en el que también abundó el vicepresidente segundo, Manuel Chaves, quien vio «lógico» que el PP se oponga al impuesto porque su posición natural es la de «defender» a los que más tienen porque es un partido que «se asienta en gran medida en los grandes patrimonios».