Editorial

El desafío de Obama

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Hay pocas posibilidades de que el legislativo (con la Cámara de diputados controlada por la oposición y una mayoría escueta en el Senado) apruebe el gran paquete legislativo que el presidente Obama presentó solemnemente el jueves en un intento de aliviar la elevada tasa de desempleo en los Estados Unidos, un 9,5% que, en realidad, es muy superior si se considera el alto número de parados no registrados oficialmente. El conjunto de medidas -una clásica mezcla de gasto federal en nuevas infraestructuras, reducción de impuestos para las clases medias y estímulos fiscales para la creación de empresas o la contratación- implica la cifra de casi 450.000 millones de dólares es de tono keynesiano y ha sido juzgado por los observadores económicos como mucho más atrevido y amplio de lo esperado. Pero el clima político, ya preelectoral sobre todo en el lado republicano y la inherente polarización política, no es el más favorable para su adopción sin más, aunque el líder conservador, John Boehner, dijo que al menos merece ser sopesado cuidadosamente. La fórmula parece de cortesía y todo indica que solo aspectos parciales del programa serán asumidos por los legisladores. Nada que pueda ayudar ahora a la reelección de Obama tiene camino franco en el Capitolio.