Un cirujano con enorme vocación
Benito Ortegón lleva ejerciendo casi 30 años entre el hospital de Jerez y otros centros
JEREZ. Actualizado: GuardarContinuando con nuestros artículos, en los que vamos redactando por orden alfabético a todas esas familias cuyos apellidos son conocidos en nuestra ciudad por su trayectoria empresarial, profesional... hoy seguimos con la letra «O». La semana pasada trajimos a las páginas de La Voz a la familia Olmedo, quienes durante cuatro generaciones se han dedicado al bonito y delicado oficio de la floricultura, llenando con ello nuestra vida de color y perfume, sobre todo, en los acontecimientos más importantes: declaraciones de amor, bodas, nacimientos, bautizos...
Hoy lo hacemos de otro apellido jerezano: Ortegón y de él, elegimos como protagonista a su miembro más preclaro, Benito Ortegón Castellano, Doctor en Medicina y Cirugía, cuya especialidad de Cirujano General lleva ejerciendo en el Hospital de Jerez veintidós años y en otros, como Cádiz y Canarias; cinco y dos años respectivamente.
Nació Benito el 7 de agosto de 1957, en la calle Lecheras 3, en el jerezano barrio de San Miguel. Debido a que su abuelo tenía una casita en el campo, pasó parte de su infancia en la campiña jerezana. Cuando contaba con diez años, su padre adquirió un piso en la calle Argüelles 32, trasladando a su familia a esa zona del barrio de San Miguel.
Allí, cercano al popular colegio del Mundo Nuevo de los hermanos de La Salle, Benito llevó a cabo los estudios de primaria y los cuatro años del bachillerato elemental. Una vez aprobado éstos, pasó al colegio La Salle-Buen Pastor, donde con idéntica facilidad y soltura superó los dos cursos del bachillerato superior, 5º y 6º.
Tras ello, preparó el C.O.U. en el Instituto Padre Luis Coloma, el que una vez aprobado tomó la decisión de matricularse en la Facultad de Medicina de Cádiz, ingresando en 1975 y licenciándose en el año 1981 con extraordinarias notas y calificaciones.
Obtenida la licenciatura y al tener tan claro la especialidad a la que siempre quiso dedicar su vida como médico, permaneció en Cádiz, en el por entonces recién inaugurado Hospital Puerta del Mar, en donde como residente, puso toda su vocación y empeño en hacerse Cirujano General, especializándose en el aparato digestivo, doctorándose también con altas notas y calificación cum laude.
Corría el año 1987, fecha en que pleno de conocimientos y de las experiencias adquiridas con la especialidad, comienza Benito Ortegón su verdadera andadura profesional.
Como era lógico, regresó a Jerez, permaneciendo durante años como interino para más tarde optar a la plaza y conseguirla tras superar arduas oposiciones, obteniendo plaza fija como personal estatutario del Hospital de Jerez.
Afán de formación
No obstante y debido a su inquietud y amor a la profesión, el doctor Benito Ortegón no cesa en su afán por formarse y en el año 1986 ingresa en el Hospital Virgen del Rocío de Sevilla, en el Departamento de Cirugía Plástica y Quemados; en ciernes dirigido por el Doctor Manuel Lazo Zbikowski, bajo cuya jefatura estuvo nuestro paisano durante seis meses realizando su rotación por dicho departamento. Ni que decir tiene, que al finalizar, no sólo obtuvo el certificado, sino también la felicitación expresa del Jefe del Departamento, por su entrega absoluta y excelente cualificación profesional.
En el año 2007 la Unidad de Patología Mamaria del Hospital Universitario de Salamanca, concede al Doctor Ortegón el Certificado de Experto en la Técnica de la Biopsia Selectiva de Ganglio Centinela en el cáncer de mama.
En el año 2008, el Rector de la Universidad de La Coruña y tras superar Ortegón el programa de estudios de posgrado de 20 créditos, expide el título propio de Experto en Cirugía Oncoplástica y Reconstructiva de la Mama.
En el año 2009, en su denodado afán por aprender y mejorar su formación nuestro cirujano prepara y obtiene el título de Especialista en Ecografía Mamaria y que, expedido por la Universidad de Vigo obra en su poder.
Y en esta cronología profesional, no podemos dejar de reseñar la magnífica conferencia que nuestro paisano dio en junio de 2007, en la Real Academia de San Dionisio sobre: «La mama femenina: glándula y mito». Cuyo recorrido entre la amputación y la reconstrucción, tuvo un delicado tratamiento; no sólo durante el relato de las técnicas de extirpación, plastias de traslación, colgajos... sino, sobre todo, tras el proceso de reconstrucción y rehabilitación sicológica de la mujer mastectomizada, la que el Doctor Ortegón tuvo a bien describir con un carrusel de diapositivas llenas de amor y de ternura hacia el cuerpo femenino, al que el cáncer había infligido tanto dolor y marcado tan indeleblemente, pero que con las modernas técnicas de reconstrucción podían llegar a paliarse.
Hablar de Benito Ortegón es no parar, porque los que lo conocemos sabemos de sus excelentes cualidades como profesional de la medicina, pero también de sus disposiciones para disfrutar de la vida y sacarle a ésta el máximo provecho; por lo que sabe gozar de nuestras ferias y fiestas, de las reuniones flamencas donde suene una buena guitarra y se escuche cantar por derecho.
Pasión por los toros
Igualmente es un gran aficionado a la Fiesta Nacional, gustando del toreo puro, sobre todo el ejecutado por los toreros con arte. Benito Ortegón ha sido durante muchos años cirujano de la plaza de toros de Jerez, formando equipo con otro extraordinario cirujano: el Doctor Julio Mendoza. Coyuntura que le ha permitido ver las mejores faenas de los más grandes toreros, no en vano le ha tocado vivir una época dorada de la Fiesta: Rafael de Paula, Curro Romero, José María Manzanares y un largo etcétera de carteles de los mejores toreros que ha dado el último tercio del siglo XX.
En Benito confluyen peculiaridades y características, que sumadas a la profesión de cirujano hacen destacar una personalidad de atractivo poco frecuente en los insolidarios tiempos que vivimos. De entre ellas destacaríamos la empatía y la generosidad, valores que lo hacen volcarse con todos aquellos que acuden a él buscando ayuda de aspecto sanitario, sobre todo, a las personas con menos posibilidades; no digamos a sus amigos, en los que se vuelca, ya que son numerosísimos y de índole diversa, muchos de ellos pertenecientes al mundo del arte.
Su sensibilidad y gusto por las Bellas Artes, le hacen mostrar su faceta artística, la que aparentemente oculta, trae consigo en su ADN; siéndole conocida desde su infancia en las fiestas escolares, en sus interpretaciones como protagonista en las obras de teatro.
Su aguzado ingenio, memoria y vis cómica, aún es recordada por sus compañeros de curso con admiración y cariño; así como otras nobles cualidades de amigo entrañable, siempre presto a la ayuda y la colaboración.
Creo que es interesante reseñar que nuestro protagonista de esta semana fue un niño precoz, que leía en las páginas de los periódicos apenas tenía tres años de edad. En la casa de vecinos de la calle Lecheras 3, donde vivía la familia Ortegón, había un inquilino llamado Juan Cordero que era sombrerero de profesión quien, mientras cortaba las alas de los sombreros o peinaba el fieltro, fue enseñando a aquel niño vivaz a conocer las letras, el sonido de cada una de ellas y, después, a unirlas.
De vez en cuando se lo llevaba a un bar cercano al que solía ir a tomar café y mientras sus amigos hacían lo propio y leían la prensa, él manifestaba que el niño que le acompañaba era capaz de leer en las páginas de aquellos periódicos. Ante la incredulidad de los contertulios, Juan «El Sombrerero» subía a Benito encima de un taburete y, poniéndole por delante la hoja de prensa, veía como aquellos hombres se quedaban atónitos escuchando leer a aquel niño de tres años de edad.
Éxito multidisciplinar
Debido a su sagacidad y talento éste médico jerezano ha tenido éxito en todos los campos y actividades en las que ha gustado participar, sobre todo en aquellas en las que son necesarias la agilidad mental y la memoria, siendo su preferido el juego del ajedrez. También disfruta ejerciendo de cocinero en las reuniones de amigos que suele organizar en su casa, para los que cocina con verdadero cariño y delectación, así como con las sobremesas de estas en las que se atreve con los genuinos cantes de su tierra.
Nuestro paisano está casado con su novia de toda la vida, la costarricense y también doctora, Doña Bernardita Salas Blanco; quienes se conocieron y estudiaron a la par la carrera en la Facultad de Medicina de Cádiz. Contrajeron matrimonio en la Iglesia de San Miguel el 29 de mayo de 1983 y de cuyo matrimonio han tenido dos hijos, Alejandro y Clara.