ESPAÑA

Rodrigo Rato anima al PP a que vincule los salarios a la productividad

El presidente de Bankia defiende que los ajustes en las empresas se efectúen a costa de los sueldos y no de los puestos de trabajo

MADRID. Actualizado: Guardar
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Rodrigo Rato abrió ayer una de las cajas de pandora de las relaciones laborales al invitar al PP a que plantee «en serio» el debate sobre salarios y productividad para que las remuneraciones estén vinculadas a ella. Una discusión recurrente en la que los empresarios abogan por aplicar ese baremo para la fijación de los salarios, mientras que los sindicatos la rechazan y defienden el modelo de subordinar los sueldos al índice de precios. El presidente de Bankia señaló que este giro debería ir acompañado de un sistema de contratos más simple que permita acabar con las diferencias entre trabajadores fijos y temporales.

Rato participó en una de las mesas redondas del Foro de Empleo que celebra el PP entre ayer y hoy en Las Palmas de Gran Canaria, en el que fue presentado como «el mejor ministro económica de la democracia», en palabras de la secretaria de Organización del partido, Ana Mato. El exvicepresidente instó al PP a que abra «una discusión» sobre los sueldos vinculados a la productividad, una idea que siempre ha defendido este partido y que puede ser el eje del diálogo social si Mariano Rajoy llega a la Moncloa.

Los socialistas, que han mantenido hasta ahora una posición intermedia sin asumir por completo que las remuneraciones de los trabajadores se establezcan en función de la productividad, aceptan que esta variable tiene que jugar un papel, pero sin ignorar la evolución del índice de precios. El Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, sin embargo, no ha llevado este planteamiento a la mesa de diálogo social en sus dos legislaturas para no ahondar la brecha con las centrales sindicales, opuestas de forma frontal a esta fórmula.

El PP puede tener ahora la oportunidad de dar un giro copernicano al modelo salarial si sigue los consejos del presidente de Bankia, recomendaciones que, además, están avaladas por diferentes organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional o la OCDE. Pero Mariano Rajoy aún no ha mostrado sus cartas en este terreno, y habrá que esperar los populares aprueben su programa electoral en la convención que celebrarán en Málaga en octubre.

Pero Rato hizo más aportaciones. Defendió otra forma de efectuar los ajustes en las empresas para que no descansen siempre sobre el empleo, con el consiguiente aumento del número de parados, sino sobre los sueldos. «Hay que elegir» de qué forma se quiere hacer, pero, a su juicio, es mejor hacer los ajustes mediante reducciones en los salarios que a través de la eliminación de puestos de trabajo.

El banquero también abogó por simplificar los contratos para acabar con la dualidad fijo-temporal que establece «diferencias entre asalariados» que ejercen las mismas funciones. Rato reconoció que sus recetas implican una revisión del modelo vigente de negociación colectiva, pero «ha llegado el momento» de acometerla para que sea «más eficiente». El presidente de Bankia apuntó asimismo la conveniencia de trabajar en una reforma de la fiscalidad, pero no entró en detalles de los cambios impositivos.

Programa reformista

No fue el único mensaje en clave electoral que se lanzó el Foro del Empleo de los populares, el portavoz de Economía, Cristóbal Montoro, anunció que si Rajoy gobierna se abrirá una etapa de reformas para hacer «un reparto equitativo» de los costes de la crisis para que estos no caigan solo sobre las capas sociales más desfavorecidas. El programa electoral del PP, por tanto, será «reformista», sentenció.

Ana Mato, en su discurso de apertura de la reunión que tiene por lema «Lo primero el Empleo», subrayó que el suyo es «el partido del empleo» en contraposición al PSOE, «el partido del paro». La secretaria de Organización garantizó que tras las elecciones legislativas del 20 de noviembre el PP, a pesar de que «España está arruinada», volverá a demostrar que es capaz de crear puestos de trabajo, aunque a diferencia de su compañero Esteban González-Pons evitó dar cifra alguna, mediante rebajas fiscales a las pequeñas y medianas empresas y a los emprendedores.