Barack Obama, durante su discurso del jueves. :: LAMARQUE / REUTERS
Economia

Obama se desmarca de la austeridad europea y apuesta por el gasto

Los republicanos se muestran receptivos a abrir la negociación del nuevo plan de estímulo para el empleo

NUEVA YORK. Actualizado: Guardar
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El presidente de EE UU, Barack Obama, presentó el jueves por la noche ante el Congreso una serie de iniciativas fiscales para reducir la elevada tasa de paro del país y animar un anémico crecimiento económico que hace temer una nueva recesión. El plan, con un coste de 447.000 millones de dólares, es más ambicioso de lo inicialmente filtrado y a diferencia de otras ocasiones, esta vez, la oposición republicana ha mostrado su disposición a negociar. EE UU abre la puerta así un camino inverso al europeo proponiendo una mayor intervención fiscal ante la crisis frente a las medidas de austeridad que se están imponiendo en el viejo continente.

La mayor parte de los analistas han juzgado con cauto optimismo el paquete de medidas que Obama presentó pese a que algunas de ellas, como la refinanciación hipotecaria, son aún muy vagas. Mark Zandi, economista de Moody's Analytics, dijo que el plan podría ayudar a sumar dos puntos porcentuales al crecimiento del PIB en 2012 y crear casi dos millones de empleos, lo que reduciría la tasa de paro del actual 9,1% para dejarla en torno al 8%. Incluso economistas progresistas como Paul Krugman, de decidida tendencia keynesiana, recibió con relativas buenas críticas el plan desde su tribuna en 'The New York Times'.

A diferencia de Europa, donde la crisis de deuda soberana y la supervivencia del euro provocan fuertes vuelcos entre los inversores, los mercados de EE UU reaccionaron con escasos aspavientos a las iniciativas de un Ejecutivo al que todavía le dan margen de actuación fiscal. El bono del Tesoro a 10 años se mantuvo por debajo del 2%, un porcentaje históricamente bajo en el que poco pesan en este momento de debilidad cuasi global los déficits americanos, la pérdida de la triple A, el aumento de la deuda y el plan de un nuevo estímulo fiscal que se una al que mantiene la Reserva Federal.

A los ojos de los inversores en deuda, y dada la situación en Europa, EE UU sigue siendo la plaza más segura. En los mercados de acciones, altamente volátiles en los últimos dos meses, la fuerte presión a la baja llegaba en exclusiva desde Europa, donde se observa con preocupación la dimisión de Jürgen Stark, del BCE, y la renuencia política a atajar con decisión la crisis de confianza en el euro.

El hecho de que Obama afirmara en el discurso que compensará con recortes de costes los gastos en los que se incurran con el estímulo, cuya cuantía es menor al primero que puso en marcha al llegar a la presidencia (unos 800.000 millones de dólares) ayuda no solo a calmar a los inversores sino también a los republicanos. Algunos analistas como los de UBS quieren esperar a que el presidente presente la semana que viene, como ha dicho que hará, su propuesta de reequilibrio fiscal en la que detallará qué recortes en gastos compensarán este estímulo. Lo único que anticipó es que quiere subir los impuestos a los más ricos, eliminar agujeros en el impuesto de sociedades y reexaminar los gastos de programas sociales como la sanidad y las pensiones (seguridad social), algo que hasta ahora resultaba prohibitivo políticamente para los demócratas.

El portavoz republicano en la Cámara de Representantes, John Boehner, también dará la semana que viene una respuesta más completa a la propuesta. No obstante, y pese a su expresión pétrea durante el discurso de un presidente agresivo que parecía despertar de una cierta pasividad política, Boehner ha dicho que algunos de los puntos del plan «merecen la pena». Aunque el partido conservador está lejos de estar unido, sus líderes han mostrado una disposición favorable a la negociación. No obstante, dadas las tiranteces entre ambos lados del espectro político, los analistas no cuentan con que el Congreso apruebe en su integridad la lista de iniciativas planteadas por Obama.