Los sindicatos creen que la reforma traerá conflictos con el nacionalismo

Miles de personas salieron ayer a las calles de Madrid y otras veinte ciudades para protestar contra la reforma que plantea la limitación del déficit público por vía constitucional. La marcha convocada por UGT y CC OO tuvo un éxito relativo en cuanto a la movilización, pero dejó mensajes políticos de calado dirigidos a los partidos mayoritarios, PSOE y PP, coautores de la iniciativa.

Los líderes sindicales auguraron que la «ruptura» del pacto constitucional que ha supuesto la reforma traerá «graves conflictos competenciales» con las comunidades autonomías, sobre todo las gobernadas por los partidos nacionalistas, y avanzaron los efectos negativos que tendrá en la estabilidad política del país.

Bajo el lema 'Contra la reforma de la Constitución, referéndum ya', los sindicatos mayoritarios, apoyados por otras 200 organizaciones sociales, no lograron esa movilización «de impacto» que preveían, al menos en Madrid, donde además tuvieron que escuchar las críticas de cientos de indignados del Movimiento 15M por la tibia respuesta sindical desde que comenzó el giro «neoliberal» de las políticas económicas del Gobierno.

No obstante, los líderes de UGT y CC OO, Cándido Méndez e Ignacio Fernández Toxo, respectivamente, sacaron pecho y recordaron que ésta era la tercera movilización social contra la reforma constitucional, preámbulo de un otoño que se presume «caliente», aunque sin mencionar la posibilidad de una huelga general, como les reclamaron a gritos los 'indignados'.

Méndez y Toxo coincidieron en señalar las dudas de la reforma, que lejos de estabilizar a los mercados está trayendo por ahora un «efecto contrario» al previsto. «Fue precipitada, de una temeridad inusitada y además no ha tranquilizado a los mercados», dijo el líder de UGT, que mencionó el aumento de la presión sobre la deuda española y el desplome de las bolsas de esta semana.

Mientras que Toxo, en un tono más duro, aseguró que la reforma «exprés, impuesta por fuerzas extrañas a nuestro país, no calmará a los mercados», porque los movimientos especulativos continúan. «Esto demuestra que el giro neoliberal de las políticas económicas del Gobierno que empezaron hace un año no ha funcionado», acentuó.

Reto al Senado

Ambos líderes sindicales lanzaron el reto a los senadores de que den marcha atrás y no secunden este miércoles la tramitación final de la reforma, al menos sin contar con la posibilidad de que haya un referéndum. «En el caso de que el Senado saque adelante la reforma existe la posibilidad de que las fuerzas mayoritarias en el Congreso acepten las firmas de los ciudadanos y permitan una nueva urna en las elecciones del 20 de noviembre que haga posible votar esta reforma. Es tan simple como esto», a PSOE y PP el líder de CC OO. La marcha concluyó en la Puerta de Sol, donde dos miembros de la Unión de Actores leyeron el manifiesto final, apoyado por 200 organizaciones sociales. Curiosa era la cohabitación de los sindicalistas con los 'indignados', los primeros con las pegatinas y las banderas de sus organizaciones, los segundos, más jóvenes, únicamente con las pancartas que los identifica: 'Mi Constitución la voto yo', 'Democracia, ¿dónde estás?' o 'Tijeretazo=Tejeretazo'.

En Barcelona unas 5.000 personas, según la Guardia Urbana, recorrieron la ciudad en una manifestación que se ha visto ensombrecida por la presencia de una treintena de militantes antisistema que intentaron boicotear la protesta.

Desde la patronal, el presidente de la CEOE, Juan Rosell, consideró ayer una «buena noticia» que los dos grandes partidos llegasen a un acuerdo para reformar la Constitución, aunque señaló que le habría gustado que incluyese a más miembros del arco parlamentario y que se hubiera hecho «dos o tres años antes». También confirmó el deseo de la patronal de que se firmen grandes pactos de Estado para evitar las «mayorías endebles» y aseguró que muchos colegas europeos le han transmitido su felicitación por la medida.