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Hasta siempre al 'alma' de Gerasa
Amigos y pacientes homenajean en su despedida a la directora del centro para enfermos de sida, Sor Trinidad
Actualizado: GuardarSor Trinidad no es amiga de homenajes. Pero sus ojos vidriosos delataban que el día de ayer era especial.
Esta monja, hermana de la congregación de las Hijas de la Caridad, de 72 años y granadina de nacimiento, recibió ayer el cariño de los suyos. Amigos, trabajadores y pacientes del Hogar Gerasa de Chiclana que ha dirigido desde hace más de quince años le rindieron un sentido homenaje.
En el acto hubo palabras, emociones, recuerdos, aplausos. Pero sobre todo hubo agradecimientos. El mayor, sin duda, el de la propia protagonista de la jornada, que daba las gracias una y otra vez con besos, apretones de manos y abrazos a las innumerables muestras de cariño que recibía.
Pero sobre todo hubo agradecimiento en quienes han sentido de cerca ese mismo cariño que Sor Trinidad daba sin esperar nada a cambio. Estos son los pacientes, enfermos de sida muchos de ellos en fase terminal y sin familia que los atiendan, que llegaron a Gerasa desahuciados. «Este sitio ya no será el mismo», aseguraban algunos de los asistentes.
Pero la homenajeada, ruborizada por la humildad y abrumada por el evento que aseguraba no merecer, insistía: «Cuando yo me vaya hay que seguir trabajando por ellos; es nuestra obligación y merece la pena», resumía.
Gerasa despidió ayer tarde a la que ha sido el alma del hogar durante más de una década. Sor Trinidad cambia de puesto, y ha sido destinada por su congregación a una residencia de ancianos de la provincia de Sevilla.
Vocación
Allí seguirá con su vocación de servicio al prójimo. Aquello del voto de obediencia manda. Su sustituta ya está designada. Ella eligió servir a Dios y a los que más lo necesitan. Pero no contaba con echar raíces con el paso de los años, no contaba con ganarse de una forma silenciosa y diaria el cariño de sus 'niños', no contaba con tener que marcharse y dejar de estar con quienes la quieren entre ellos.
Eso sí. Ya nadie podrá borrar de su retina los momentos vividos ayer en la que ha sido su casa en Chiclana.
Sor Trinidad ha dejado huella en el municipio, en la congregación a la que pertenece, y en uno de los centros residenciales más consolidados de la provincia, que sobrevive gracias a las aportaciones desinteresadas y a las ayudas.
«Nuestra directora se marcha, pero en el fondo siempre estará aquí, con nosotros», resumía a la perfección un enfermo de sida ayer en Gerasa.
Y es que hace mucho que Sor Trinidad se ganó el cielo. Ese cielo de verdad que muy pocos alcanzan.