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CALMA Y MANO IZQUIERDA

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Calma, a la afición. Y mano izquierda, al entrenador. ¿Y por qué? Porque veo el ambiente revuelto y esto no acaba más que de empezar. Porque pedir la destitución de un señor a las primeras de cambio difícilmente lo veré oportuno y justo. Porque después de todo un verano trabajando junto a un grupo nuevo me parecería una temeridad comenzar de cero con otro técnico. Porque el equipo no ha ganado aún pero tampoco ha perdido y solo ha encajado un gol. Y encima de penalti más que sospechoso. Porque en Carranza me gustó algo de lo que ví ante el Ceuta. Y sobre todo, y muy especialmente, porque lo que veo en la gente que pide la destitución es inquina, rencor y resentimiento contra un técnico por el mero hecho de estar más visto que el tebeo. Que conste que puedo hasta entender el enfado del respetable porque aún duele la eliminación ante el Mirandés o algunos de los planteamientos defensivos con los que el técnico cadista 'obsequió' a su afición el año pasado. Pero no por ello voy a dudar ahora de la trayectoria de un entrenador que es el único que ha entrenado en Primera de todo el Grupo IV.

Pero dentro de este explosivo cóctel del que forman parte la afición y el entrenador gaditano, éste debería hacer uso de un talante conciliador, sacar a relucir esa mano izquierda tan necesaria para mimar y exprimir a la vez vestuarios competitivos. Porque Jose no puede ni debe entrar al trapo de lo que él entiende por descalificaciones. Porque Jose no puede ni debe estar al loro de lo que se dice en la radio o de lo que se lee en la prensa. Porque Jose no puede ni debe obsesionarse con las críticas que despierta en la grada o en algunos sectores del periodismo. Porque Jose debe centrarse en motivar a los suyos, a los que defiende a capa y espada en cada rueda de prensa pero a los que a veces aburre con análisis exagerados de rivales del grupo IV. Porque Jose no puede decir que 'no hay excusas' y luego ponerlas. Porque Jose debe hacer lo que sabe. Trabajar y entrenar. Y hablar poco.