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La OTAN prepara su salida de Libia
La Alianza confía en un pronto final a su misión y continúa sus bombardeos sobre los últimos bastiones del régimen
TRÍPOLI. Actualizado: GuardarLa comunidad internacional parece que empieza a captar el mensaje de las nuevas autoridades libias, que se ven capacitadas para afrontar el futuro de la seguridad del país en solitario. Tras las negativas a recibir una misión de paz de cascos azules o la llegada de agentes de Policía, la OTAN adelantó ayer que su misión concluirá «pronto». «Estaremos allí mientras se nos necesite, pero ni un minuto más. Cuando determinemos que la amenaza ha terminado, pondremos fin a la operación», aseguró el secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen.
La zona de exclusión aérea y el bombardeo diario de posiciones militares gadafistas han sido fundamentales en el desarrollo de la guerra. Tras la toma de Trípoli apenas quedan cuatro feudos en todo el país fieles al régimen y mientras los rebeldes tratan de llegar a una solución dialogada sobre el terreno con los líderes tribales, los aviones de la Alianza no han detenido sus operaciones.
La línea del frente tomó posiciones la pasada jornada en Bani Walid, localidad situada a apenas 120 kilómetros de la capital. Las negociaciones se rompieron a última hora del domingo y ayer hubo algunos tiroteos esporádicos, pero el deseo de las nuevas autoridades es conseguir la rendición sin tener que usar la violencia. El presidente del Consejo Nacional Transitorio (CNT), Mustafá Abdul Jalil, reconoció en declaraciones a la cadena BBC tener informes que indican que dos hijos de Gadafi, Saif el-Islam y Mutassim, huyeron de la localidad hacia el sur hace tres días.
El CNT aseguró una vez más que conoce el paradero del exlíder libio, aunque sigue sin aportar pruebas que inviten a creer esta afirmación. La caza del coronel es prioritaria para los rebeldes que esperan ese momento para poner en marcha de verdad el proceso de transición. Para la misión de la OTAN, sin embargo, «no es un factor decisivo» porque para la Alianza lo «fundamental» es «la capacidad del CNT de garantizar la seguridad de la población». Junto a Bani Walid, Jufra, Sabha y Sirte, la localidad natal de Gadafi, siguen resistiéndose a aceptar el cambio que ya es una realidad en el resto del país.
Nuevas deserciones
Junto al coronel, gran parte de la cúpula del régimen está en paradero desconocido y busca asilo en los países vecinos. Tras la negativa de Argelia a recibir a una treintena de oficiales libios recogida el fin de semana por la prensa del país magrebí, Níger confirmó a la cadena Al-Arabiya la entrada al país del jefe de las brigadas de seguridad del dictador, Mansur Dhao, junto a otras diez personas. El CNT, como en casos anteriores, pedirá a las autoridades nigerinas la inmediata extradición de aquellos responsables del régimen que deban comparecer ante la Justicia.
A medida que la guerra parece llegar a su fin, cada día se descubren nuevos documentos que sacan a la luz los movimientos del antiguo régimen y sus relaciones con el resto del mundo. Según informes a los que ha tenido acceso 'The New York Times', varias empresas chinas ofrecieron armas el pasado mes de julio a las fuerzas de Muamar el Gadafi por valor de unos 140 millones de euros. Pekín sigue sin reconocer a los sublevados y mantiene en el aire los contratos millonarios que tenía firmados con el coronel.
Los arsenales del dictador están ahora en manos de los milicianos y civiles que los saquearon durante la toma de Trípoli, muchos de ellos se encontraban camuflados bajo edificios de viviendas para evitar los posibles ataques de los aviones de la OTAN. La vuelta de los agentes de Policía a las calles ha limpiado de rebeldes el centro urbano de Trípoli, que empieza a parecer de nuevo una ciudad y no un campo de batalla con adolescentes armados al control de puestos de control.