ESPAÑA

«Las cosas en España están peor que en otros países del entorno»

El líder de la oposición se dirige a la Junta Directiva Nacional del PP como presidente del Gobierno 'in pectore'

MADRID Actualizado: Guardar
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Mariano Rajoy tiene una receta fiscal opuesta a la de Alfredo Pérez Rubalcaba. No entra para nada en sus planes subir los impuestos; es más, los bajará a los emprendedores para que creen puestos de trabajo. Esa es, a su juicio, la mejor fórmula para la reactivación de la economía. Esa y que gobierne el PP. Así se lo transmitió ayer a los miembros de la Junta Directiva Nacional, el órgano que reúne a la flor y nata del partido, a la que de todos modos avisó de que las medidas que aplicará al llegar a la Moncloa no serán «remedios milagrosos».

El líder de la oposición ya se ve como presidente del Gobierno, como si las elecciones fueran un trámite inevitable pero de resultado más que predecible. La única incógnita, apuntó, es la dimensión del «cambio», si será «más o menos grande», es decir, si esa victoria electoral del PP es con mayoría relativa o absoluta. En ese tono presidencial se dirigió a sus compañeros de partido. «El nuestro -dijo- será un gobierno de centro, moderado, de diálogo y que estará atento a las preocupaciones de todos los españoles sin sectarismos»; «este será un gobierno convencido de que hay que hacer reformas para crecer».

Rajoy, antes de dirigirse a la Junta Directiva, desgranó alguno de sus planes en una emisora de radio, donde dejó claro que no tiene «intención» de incrementar la carga fiscal. El único cambio, añadió, será con los que impulsan el empleo con sus pequeñas empresas, los emprendedores, a ellos «habrá que bajarles los impuestos».

El presidente del PP explicó que lo primero que hará si gobierna es «decir a los españoles la verdad» porque «las cosas no están bien», están «peor que en otros países de nuestro entorno». Esa situación, subrayó, tiene unos «culpables», en alusión a los socialistas. Pero eso, dejó entrever, es el pasado, lo importante es el futuro, que «no será un camino de rosas» pero no tendrá «atajos». Rajoy se mostró convencido de que la situación de España, pese a ser mala, tiene «remedio».

Una solución que pasa por «un gobierno distinto» después del 20 de noviembre, un gobierno con «un liderazgo claro», que esté «preparado» y tenga un plan para «cuatro años y lo cumpla». Para conseguirlo, anunció que va a pedir el voto «de todos los españoles», a los que votan al PP y a los que nunca lo han hecho, porque «tenemos proyecto para todos». Aventuró que el PSOE volverá a «las apelaciones al miedo» a la derecha y pondrá sobre la mesa «los recortes» que ya han hecho algunos gobernantes populares, cuando los socialistas «tienen el dudoso honor» de ser los que han hecho «los mayores recortes sociales en la historia de la democracia».

«Muy bien»

Rajoy, lejos de desautorizar los ajustes de los gobiernos del PP, las aplaudió porque están «muy bien», «y lo digo con orgullo», apostilló. Destacó que las medidas de ahorro adoptadas por los presidentes autonómicos de su partido son compartidas por «la mayoría de los españoles». No opinaba así un grupo de maestros concentrado a las puertas de la sede del PP en la calle Génova para protestar con una cacerolada por los recortes en la plantilla de docentes de la presidenta de la Comunidad de Madrid, Esperanza Aguirre.

También se mostró «muy contento» por la reforma de la Constitución aprobada por el Congreso para establecer en su texto el equilibrio presupuestario. «Fue de lo mejor que se ha hecho en estos años en España», afirmó para recordar a continuación que la propuso en julio de 2010 en el debate sobre el estado de la nación y lo reiteró en marzo de este año, y siempre fue desestimada por el Gobierno y el PSOE.