Los rebeldes estrechan el cerco sobre el dictador
El coronel reaparece con un mensaje de voz en el que llama a la resistencia en el 42 aniversario de su golpe de Estado
TRÍPOLI. Actualizado: Guardar«Es la primera vez que piso la plaza un 1 de septiembre y lo hago para celebrar el fin del régimen». Yousif Mrayed vive a pocos metros de la Plaza Verde, rebautizada como Plaza de los Mártires, donde ayer no hubo celebración alguna. Libia vivía el 42 aniversario del golpe de estado de Muamar el Gadafi y el coronel tuvo que cambiar el baño de masas por un escueto mensaje de voz. La cadena siria Rai emitió unas palabras del líder libio, que pidió a los suyos «seguir resistiendo, aunque no escuchéis mi voz». Fue el cuarto mensaje desde la caída de Trípoli y sonó muy alejado de la realidad de un país en el que Sirte, lugar donde nació el dictador, es la principal localidad que resiste el cambio.
El coronel apeló a las tribus de Sirte y también a las de Bani Walid para seguir con la lucha y advirtió de que «están armadas y no podrán ser sometidas». La caza de Gadafi se intensifica y los últimos rumores le sitúan precisamente en Bani Walid, 150 kilómetros al sureste de Trípoli. Esta semana su mujer y tres de sus ocho hijos cruzaron de Argelia y parece que el país vecino negó la entrada a otros miembros de la familia y altos cargos del régimen buscados por la Justicia internacional, según el diario argelino 'Watan'. Entre ellos podría figurar el mismo dictador.
Las autoridades del Consejo Nacional Transitorio (CNT) combinan el trabajo en la arena internacional, desde donde ayer recibieron la buena noticia de que la Unión Europea aprobó el levantamiento de las sanciones impuestas a 28 empresas petroleras, bancarias y portuarias libias para colaborar en la recuperación económica del país. En las últimas horas aceleran también los contactos con las tribus de la localidad natal de Gadafi y han alargado el ultimátum una semana más para intentar lograr una solución dialogada.
Según diferentes medios árabes, el problema radica en «pequeñas bolsas de seguidores radicales del régimen que se resisten a dejar las armas». El día 10 termina el nuevo plazo y si Sirte no acepta a las nuevas autoridades, se usará la vía militar.
En Trípoli, la Plaza de los Mártires estuvo desierta. Las grúas que iban a colgar un gran retrato de Gadafi para entrar en el libro de los récords son testigos mudos del cambio de colores y eslóganes.
Yousif toma café y recuerda la celebración del año pasado, que siguió por la televisión, a la que acudieron gran parte de los dirigentes africanos, «también era Ramadán y hacía mucho calor, después de una tarde de desfiles llegó la hora del iftar (momento en el cae el sol y se rompe el ayuno), pero apenas repartieron unos dátiles y un poco de leche, así que en media hora la plaza se vació porque la gente se fue a comer», recuerda con una sonrisa.
El primero de septiembre ha dejado de ser una fecha emblemática. A pocos metros de la Plaza de los Mártires el que fuera el Centro Mundial de Investigación del Libro Verde simboliza también el fin de 42 años de dictadura. Arrasado por las bombas, el principal centro de propaganda no es más que un montón de escombros entre los que aún se puede rescatar algún ejemplar perdido con la doctrina del régimen.