CÁDIZ

Una rehabilitación fallida

La Junta reconoce las deficiencias de Garaicoechea, 11 y asegura que las arreglará cuando tenga presupuesto Los inquilinos de una finca reformada en 2003 denuncian numerosos desperfectos

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Algo parece no ir bien en Garaicoechea, 11. Su fachada luce dos rasgos tan distintivos como contradictorios de lo que ocurre de la casapuerta hacia dentro. Junto a la puerta, una placa impoluta anuncia que la finca de una planta de altura más ático fue rehabilitada en 2003. Sin embargo, sus muros externos, pintados de un granate intenso lucen calvas, salpicadas del zócalo a las cornisas superiores. Las pérdidas de pintura han dejado al descubierto el cemento que se usó para dar el acabado final al edificio. Nada para el 'mapamundi' de desconchones que luce la escalera. Tantos como para obligar a Luisa García y sus vecinas a barrer casi a diario cada uno de los peldaños que conducen a la primera planta.

En el recogedor se llevan cemento y buena parte de arena. Una prueba que justifica para García la situación que se vive en el inmueble compuesto por cinco viviendas: «Esta casa no está bien hecha desde el principio. La humedad afecta a los muros de todas las casas desde el primer año que nos entregaron las viviendas», explica García con evidente desesperación.

No es el único mal que los vecinos aquejan a la finca. Los inquilinos (ya que todos ellos pagan un alquiler social por sus viviendas) muestran a quien quiera verlo la carpintería desvencijada de puertas, ventas y cierros que se niegan a abrir correctamente. «Por ejemplo, la puerta de la azotea tiene que estar abierta noche y día porque no hay forma de cerrarla», explica García que también sufre este problema en la vivienda que posee en el primer piso. «El cierro no se podía cerrar y vino un técnico de la Junta que me lo arregló de forma provisional. Todavía estoy esperando que vuelvan», se queja esta gaditana de 60 años.

Sin embargo es la humedad de los muros la que despierta la mayor parte de las quejas de los vecinos de la finca. «Cuando llega el invierno aquí no se puede estar. Las paredes echan agua», explica indignada García. Una versión que corrobora la vecina de uno de los bajos. «Ya se me han averiado varios televisores por la humedad de la pared de atrás», puntualiza María del Carmen Díaz con cierta resignación mientras señala los desconchones que han aparecido justo detrás del aparato. Los mismos que detectó un piso más arriba García, en el mismo muro: «Tuve que buscarme a un albañil que me enfoscara la pared con varias capas de perlita».

Y es todos los vecinos sufren algunos de los desperfectos que aparecieron en la finca. Aunque quizás el caso de María del Carmen Díaz sea el peor. Hace unos meses un incendio en la campana extractora de la cocina puso en alerta a todo el edificio. «Fue por un cortocircuito en el enchufe y estoy segura de que es por los problemas de humedad que existen en los muros», explica. Todo ello a pesar de que los técnicos de la Junta no encontraron indicios de ello. Mientras, los vecinos aseguran que las humedades que les hacen los inviernos «imposibles» también afectan a los sistemas eléctricos.

Luisa ya se muestra desesperara ante la situación de su inmueble: «Ya hasta me conocen de la de veces que he ido a la Junta y he presentado escritos. Pero no me hacen ni caso, me llaman exagerada. Ya no podemos más». Por su parte, la Junta de Andalucía admite las deficiencias existentes en la finca pero matiza que no afectan a la estructura y existe previsión de actuación para arreglarlas. «Estamos esperando asignación presupuestaria», reconocen. Mientras, Díaz dice haber escuchado ya esa promesa: «Es la misma historia de siempre, pero luego no hacen nada».