ZINEMALDÍA
Actualizado: GuardarEl pasado lunes comenzó en La 2 'Una historia de Zinemaldía'. Es una serie producida por la ETB (Televisión de Euskadi) con la colaboración de TVE, que dirige Diego Galán. Él sabe de lo que habla, en dos etapas fue director del Festival de Cine de San Sebastián y bastantes años más colaboró desde diferentes cometidos. Un programa lúdico, irónico y divertido cuya primera entrega condujo la actriz Bárbara Goenaga, que va a servir como prólogo a la ya inminente 59 edición. Imprescindible para los cinéfilos. Pero también para muchos más espectadores. Los donostiarras van a ver como el Festival ha ido marcando la evolución de la ciudad. Para cualquier interesado por la cultura y la vida española de las últimas décadas, el Zinemaldía ha sido un espejo de esta, con las prohibiciones franquistas, las reivindicaciones democráticas, la violencia terrorista o la gozosa participación ciudadana en el certamen siempre presente. Es curioso como los inicios de los festivales de cine poco tuvieron que ver con el séptimo arte. 'Una historia de Zinemaldía' se hacía eco el pasado lunes de cómo el festival surgió por el empuje de un grupo de comerciantes que buscaban prolongar el verano donostiarra. Y como los primeros apoyos llegaron de las cámaras de comercio. Después vendrían las películas, las estrellas, el glamour... Durante muchos años los festivales españoles contaban con dos atractivos muy importantes: uno era para los productores: las desgravaciones fiscales para las películas que participaban. El otro era para los espectadores: las películas en un festival no pasaban censura, lo que les permitía poder acercarse a las nuevas corrientes cinematográficas imperantes en el mundo, que en la España de Franco no llegaban. Por ejemplo, un certamen como la Seminci vallisoletana, cuando era un festival de cine religioso y se inauguraba con una misa, proyectó 'La naranja mecánica', prohibida por la censura. Ahora los festivales dependen de las televisiones. El de San Sebastián está patrocinado por TVE. Otros, como el de Málaga, son de Antena 3. El problema surge cuando las cadenas luchan porque en las selecciones estén las películas en las que han participado. Y cuando un festival está patrocinado por una cadena y el jurado premia a la película de la competencia aparece el conflicto. En Málaga lo saben.