Morante y Manzanares, lo más destacado de la temporada en El Puerto
Salieron a hombros, además, el novillero David Galván y los rejoneadores Leonardo Hernández, Diego Ventura y Fermín Bohórquez
CÁDIZ. Actualizado: GuardarCon la lidia de la brava novillada de Torres Gallego, cuyas grandes posibilidades fueron casi por completo desaprovechadas por una inexperta terna, se ponía fin el pasado domingo a la temporada taurina en El Puerto. Un ciclo estival que vivió su momento culminante con la corrida del domingo 6 de agosto, día señalado para el esperado mano a mano entre dos ases de la torería, Morante de La Puebla y José María Manzanares. Fue una jornada de gran expectación y de desbordado ambiente taurino, que otorgó a la ciudad ese colorido especial de los grandes días de toros y que puso en las taquillas el ansiado cartel de «no hay billetes». Para que la jornada resultase redonda, el nivel artístico de lo acontecido en el ruedo alcanzó cotas cercanas a lo sublime y terminó con los dos espadas traspasando a hombros el hermoso umbral del centenario coso portuense.
Aunque ninguna faena resultara rotunda ni maciza, ni ningún ejemplar de Núñez del Cuvillo destacara por su especial bravura, sí fue una tarde regada de chispazos, de destellos, en los que Morante derramó ese toreo arrebatado y bello, capaz de originar una emoción arañada, súbita, y en los que Manzanares dictó otra lección de toreo elegante, profundo, junto a un perfecto manejo de la espada en las suertes de recibir y al volapié.
Otro momento destacado de la temporada ocurrió en la noche anterior, la del 5 de agosto, una noche de fuertes emociones, con el homenaje a Fermín Bohórquez Escribano, el triunfo de su hijo Fermín y, sobre todo, con el gran esfuerzo realizado por Ponce y El Cid ante dos toros encastados, cuajados y difíciles de Torrestrella. Una oreja, ganada a ley, cortó esa noche el de Salteras, mismo trofeo que el obtenido por Oliva Soto en el festejo inaugural, ante el único ejemplar de Osborne que ofreció un mínimo de movilidad y de raza.
El Juli y Talavante
A oreja por coleta saldó su actuación la terna compuesta por El Juli, Perera y Talavante, frente a nobles pero descastados toros de Jandilla. Un apéndice a cada esportón echaron también Antonio Barrera, Alejandro Morilla y David Mora, tras lidiar desiguales y cambiantes reses de Cebada Gago, ante la que derrocharon valor y arrojo y hasta dejaron pinceladas de buen toreo. Esta vacada gaditana repitió cita con una novillada en la que destacaron dos utreros enrazados y en la que el isleño David Galván salió a hombros tras plasmar dos faenas de distinto corte, una de elevado tono estético y otra de mucha entrega y valor.
El tradicional festejo de rejones se saldó con el triunfo de Diego Ventura y Leonardo Hernández tras lidiar un desrazado encierro de Fermín Bohórquez, cuyo peor lote correspondió a Hermoso de Mendoza. El pésimo juego del ganado de Albarreal cubrió de tedio y desazón la corrida goyesca del 21 de agosto, en la que Ponce, Castella y Talavante se fueron de vacío. Deslucido resultó también el ganado de La Palmosilla, del que solo dos ejemplares poseyeron algo de casta y de repetición en unas embestidas a las que no supieron sacar partido sus lidiadores, Rivera Ordóñez y El Fandi.