Una decena de sin papeles descansaban ayer en Tarifa tras la dura travesía. :: CARRASCO RAGEL
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El éxodo que no cesa

En apenas cinco semanas el fenómeno de la inmigración se ha reactivado en el Estrecho, con más de 250 personas rescatadas Una nueva lancha llega a la costa de Tarifa con 33 inmigrantes, cinco de ellos niños

CÁDIZ. Actualizado: Guardar
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Ayer fueron 33 personas. El pasado lunes, 21. Y justo una semana antes, 27. El drama de los inmigrantes ilegales que intentan cruzar El Estrecho, desesperados, en lanchas penosas, se ha recrudecido este verano ante las costas de Cádiz, a la que han vuelto a llegar las grandes pateras que en los últimos años habían cambiado su ruta hacia Almería y Granada. Quizá se deba solo a la casualidad o quizá tenga detrás alguna razón que lo explique, pero en las últimas tres semanas, siempre en lunes, una patera atestada por decenas de personas es avistada a pocas millas de Tarifa por la cámaras del Sistema Integral de Vigilancia Exterior (Sive) o una llamada anónima alerta de su presencia en mitad del Estrecho, a la deriva.

Ayer ocurrieron ambas cosas, y además, los tripulantes del ferry que enlaza Tarifa con Tánger (Marruecos) alertaron de la presencia de la embarcación a cinco kilómetros y medio de la Isla de las Palomas. Desde el gran barco veían, allá abajo, cómo la lancha -se le sigue llamando patera, pero en realidad era una neumática- era movida al antojo de las olas cargada de personas asustadas. Treinta y tres personas en total: 19 hombres, nueve mujeres y cinco niños, que fueron trasladados por una patrullera de la Guardia Civil y un barco salvamar de Salvamento Marítimo hasta el muelle de Tarifa.

Con ellos, son ya más de 250 inmigrantes los que han sido interceptados ante las costas gaditanas en las últimas cinco semanas.

Muchos de ellos se lanzaron al mar de cuatro en cuatro, o de cinco en cinco, en pequeñas lanchas de juguete impulsadas a remo. De hecho, este tipo de barcas de pequeño tamaño se habían convertido en el medio más utilizado por los que trataban de llegar desde Marruecos, desde que la vigilancia se reforzó ante las costas de Cádiz en 2004.

Las barcas de mayor tamaño

Sin embargo, en las últimas semanas las embarcaciones de mayor tamaño han vuelto a dirigirse hacia Cádiz. En las últimas cinco semanas se han interceptado cuatro. Siempre en lunes. En la mayoría de los casos, los tripulantes que viajan en ellas son ciudadanos subsaharianos, que no son repatriados de inmediato a sus países de origen (como sí ocurre con los magrebíes), sino que ingresan en los centros de internamiento de extranjeros, a la espera de un expediente de expulsión.

Sin embargo, ayer, en el hospital de campaña montado en el puerto de Tarifa, se mezclaban tanto jóvenes magrebíes, como hombres y mujeres de origen subsahariano, que llevaban en sus brazos cinco bebés de apenas unos cuantos meses, que se agarraban a sus pechos. Los efectivos de Cruz Roja los atendieron con mantas y alimentos. Según la Subdelegación del Gobierno en Cádiz, todos los rescatados presentaban buen estado de salud, a excepción de uno de ellos que tenía convulsiones.

La lancha también había salido de Tánger, a las siete de la mañana, pero se perdió en la niebla, según explicó el patrón de la barca cuando dio la alerta desde un móvil al teléfono 112. A las 13.30 horas eran salvados de un riesgo de muerte, que por suerte hace tiempo que no se produce.