Noche de los cuchillos largos
Actualizado: GuardarLa Fiscalía de Barcelona está realizando una investigación a instancias de dos organizaciones antirracistas tras la publicación en Facebook de un llamamiento a «otra noche de los cuchillos largos contra los imanes» islamistas, en referencia a la masacre política cometida por los nazis en 1934. Tal instigación al delito provendría supuestamente de la agrupación de Tarrasa (Barcelona) del partido de extrema derecha Plataforma per Catalunya (PxC), dirigido por el filonazi Josep Anglada.
Coincide este incidente con lo ocurrido en la localidad de Salt, de unos 30.000 habitantes y con un 40% de población inmigrante: el consistorio, presidido por un alcalde de UDC y en el que PxC tenía dos concejales que fueron expulsados por poco escrupulosos con las pautas xenófobas del partido, ha paralizado la erección de nuevos centros de culto en la localidad durante un año.
Este mal ambiente está relacionado con la intensa inmigración que ha registrado Cataluña en los últimos tiempos y con el hecho de que, según Interior, una fracción notable de los imanes salafistas que adoctrinan a su clientela emiten un discurso de confrontación.
En tal caldo de cultivo habrían emergido las organizaciones xenófobas, que se nutren del malestar suscitado por tal situación.
Ante este problema, agravado sin duda por la crisis, no sería prudente la pasividad. Las instituciones deben, en primer lugar, controlar debidamente a la población inmigrada para aplicar severamente las leyes vigentes si es cierto que predicadores religiosos lanzan mensajes disolventes. Igualmente, es preciso revisar la legislación contra el racismo y demás violaciones de los derechos humanos. La normativa antiterrorista tuvo que ser depurada constantemente en tanto pervivió la amenaza; es, pues lógico que el parlamento español ajuste la legislación contra la intolerancia a medida que ésta se hace visible. Por fortuna, nuestro país ha asimilado magníficamente unas corrientes migratorias que en poco más de una década han cambiado la faz de nuestras calles pero ello no significa que los peligros hayan cesado: antes al contrario, la tensión que se palpa últimamente en España, y que se debe a la dureza de la coyuntura y a las escasas expectativas que se perciben, podría provocar un estallido que hay que prevenir.