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Premio al sacrificio
El Xerez deja buenas sensaciones en su estreno liguero y se impone a pesar de acabar el partido con un jugador menos
Actualizado: GuardarJosé Mari vuela de nuevo. Pese a las lesiones y la edad, el sevillano arranca la Liga en plena forma vuelve a dar tres puntos a un Xerez que inicia la competición ganando y dejando buenas sensaciones. Juan Merino tenía bastante perfilado su once titular, pero lo cierto es que la primera alineación azulina de la Liga resolvió un par de dudas que aún estaban en el aire. Y es que no estaba del todo claro que fuera Raúl Llorente el que ocupara el lateral izquierdo ni que Óscar Díaz apareciera por delante en ese mismo carril. Y es que pese a la marcha de Javi López, Jesús Mendoza se volvió a quedar en el banquillo junto a un Pablo Redondo al que varios esperaban en la primera de las alineaciones. No fue así. Israel y Óscar Díaz fueron las alas del Xerez aunque entraron a pie cambiado, pues el futbolista llegado del Betis penetraba por la derecha mientras que Óscar lo hizo por la izquierda.
El resto del equipo, el esperado, con Chema bajo palos; Robusté y Lombán de centrales; Cámara en el lateral derecho; Barber y Capi como doble pivote y la dupla Vélez-José Mari en la punta del ataque de un Xerez al que le costó diez minutos entrar en el partido porque de inicio pudo el ímpetu de un Alcorcón que dominó sin llegar a generar claras ocasiones de gol. Un flojo remate de Sales de cabeza y un fuerte tiro de Nagore desde larga distancia fueron las primeras pruebas para un Chema que ayer portó el brazalete de capitán.
Recién llegado al minuto diez de partido el Xerez se aproximó por primera vez a las inmediaciones de la portería amarilla, pero Vélez no pudo dirigir entre los tres palos un balón que bajó de cabeza José Mari. El remate ni siquiera asustó, pero lo cierto es que sirvió de punto de apoyo para que los azulinos ganaran confianza y comenzaran a apoderarse del centro del campo. Capi jugó ahí un papel fundamental, pues cada vez que el sevillano alumbró el fútbol xerecista, los de Merino jugaron con criterio. La disposición de las bandas -a pie cambiado- permitió que el Xerez jugara en superioridad por dentro y que los laterales, especialmente Cámara, pudieran incorporarse al ataque. De hecho, una de las veces que el lateral derecho tocó la línea de fondo llegó la mejor ocasión de los azulinos en la primera parte. La jugada nació otra vez de Capi, que vio como Raúl se incorporaba por la derecha. Cámara apuró el campo y la metió rasa al área chica , pero un inoportuno resbalón impidió a José Mari rematar con comodidad y la defensa de Alcorcón la pudo sacar sobre la línea de gol. Y no fue la única llegada del sevillano a zona de peligro. El colegiado no dio validez a un tanto de José Mari por un presunto y ajustadísimo fuera de juego que impidió que los xerecistas llegaran al descanso por delante en el marcador.
Tras la reanudación se repitió la historia de la primera parte. Otra vez al Xerez le costó entrar en el partido, otra vez no apareció hasta superado el primer cuarto de hora y otra vez hubo que esperar a que Capi hiciera acto de presencia en el centro de campo. El Alcorcón no aprovechó ese primer cuarto de hora en el que los de Merino bajaron su nivel de intensidad, pero tampoco los azulinos tuvieron puntería cuando volvieron a tener ocasiones de gol. Al filo del 20' de la segunda parte José Mari se plantó mano a mano con Manu Herrera, pero el ajustado golpeo con el interior del punta se marchó cerca del palo.
El error no le sentó bien a un Xerez que poco después vería como se le complicaba el encuentro por culpa de la expulsión de Lombán. El central vio la segunda amarilla tras una jugada en la que el balón pudo haber salido. Pero el colegiado no lo marcó y dejó a los azulinos sufriendo con un hombre menos hasta el final. Tocaba sacrificio. Tocaba sufrimiento.
Solo restaban cuatro para llegar al 90' cuando la agonía se tornó en felicidad gracias a la perseverancia de José Mari que peleó una temeraria cesión de Agus al portero. El punta del Xerez apretó a Manu Herrera hasta robar y mandar el cuero al fondo de la portería del cuadro madrileño con lo que los azulinos encontraban el premio al sacrificio y permitían al dúo Merino-Moreno estrenarse con victoria.