Decepcionante visita papal
Actualizado: GuardarUna vez más, Benedicto XVI ha defraudado como principal dirigente de una de las organizaciones religiosa más poderosas, influyentes y con mayor número de fieles en todo el mundo. Una vez más ha quedado patente que el papa vive en su lujoso palacio al margen de la realidad social y de los problemas que aquejan al mundo actual. En su reciente visita a España, con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, Benedicto XVI no hizo otra cosa que expresar el deseo de evangelizar el mundo y reafirmarse en el apolillado discurso dogmático al que la Iglesia católica nos tiene acostumbrados. A pesar de su supuesta sabiduría e intelectualidad, yo no he visto nada sustancial en su discurso que pueda servir de guía, tanto a creyentes como no creyentes, en estos momentos de incertidumbre económica y social.
Este papa sigue defendiendo los principios tradicionales de la moral eclesiástica y no le gusta que los fieles busquen a Dios en solitario. Este papa es enemigo del libre pensamiento y del individualismo, porque sabe que es fácil pastorear una mente colectiva que una multitud dispersa con criterios individuales. Este papa prefiere al rebaño balando con una sola voz y obediente a las normas y preceptos que se dictan desde su confortable cuartel general, aunque esas normas, a veces, entren en colisión con los nuevos tiempos, con las nuevas realidades. Este papa, cuando habla, transmite las sensación de ser dueño de la verdad, aunque tal vez solo sea la verdad de los fanáticos. La otra verdad, seguramente más racional sería aceptar lo que se revela en lo más íntimo de la conciencia de cada uno.