El verano no es para estudiar en Jerez

Tranquilidad y paz se respiran en el ambiente de la Biblioteca Municipal de Jerez. Pero detrás de esta placidez se esconden grandes dosis de nerviosismo. Se acercan los exámenes de septiembre y con ello cientos de estudiantes se ven obligados a abandonar sus vacaciones y adentrarse en un vendaval de apuntes con el objetivo de sacar adelante sus estudios.

El asfixiante calor unido al fin de la diversión y las fiestas propias del verano provoca en los jóvenes una pereza y un hastío difíciles de superar. Pero los exámenes de septiembre se acercan y tienen que aceptar que el nuevo curso esta a punto de comenzar y con ello el fin de las largas semanas de ocio. «Los primeros días cuesta mucho, luego todo se hace más fácil», manifiesta Mercedes Pérez, estudiante de 5º de Periodismo.

A estas dificultades se suman las deficiencias existentes en las bibliotecas jerezanas. Estos centros no están a la altura de las necesidades de los jerezanos que tienen que hacer malabares para conseguir un hueco en el que pasar esas largas horas delante de libros y apuntes.

Los escasos lugares de estudio y las dificultades horarias reúnen las principales quejas de este colectivo. «Hay muy pocas bibliotecas y estamos en una ciudad universitaria donde, además, se encuentran durante estos meses muchos, como yo, que estudiamos en Sevilla. En agosto Jerez está plagado de estudiantes», afirma Gonzalo García, estudiante de Ingeniería Informática en Sevilla. «No es normal que la biblioteca del centro abra a las 9.00 y cierre a las 14.00 horas», sentencia.

Con motivo de los exámenes de septiembre la Red de Bibliotecas Municipales de Jerez abre uno de sus centros por la tarde con el objetivo de facilitar un lugar de estudio en unas fechas en las que los jóvenes que tienen que recuperar alguna asignatura abundan. Con ello el centro del instituto Padre Luis Coloma abre sus puertas del 22 de agosto al 12 de septiembre en horario de 17.00 a 21.00 horas. Sin embargo, las pocas plazas de este espacio y la existencia de, únicamente, un punto más en la ciudad, las aulas del campus de Jerez, hace que muchos jóvenes se tengan que marchar antes de lo previsto a las ciudades en las que realizan sus respectivas carreras universitarias. «Me voy mañana a Sevilla, que está mejor preparada y ofrece mejores servicios», expresa el estudiante de Biología Ignacio Tomé.

En definitiva, para un estudiante el verano puede ser una estación mágica o una tortura. Todo depende de la dedicación al estudio de los nueve meses anteriores. Un curso de inconstancia puede concluir en un estío de bibliotecas y eternas noches rodeado de apuntes y si a eso le sumamos los problemas existentes en Jerez el final del verano puede resultar muy largo para algunos.