Pedro Pacheco es el diputado provincial con más propiedades
Todos los representantes de la nueva Diputación publicaron ayer sus bienes en la web de la institución tal y como marca la normativa
Cádiz Actualizado: GuardarLa obligación legal es antigua pero los miembros del Pleno de la Diputación, en algunos casos, son nuevos. Así que toca hacer pública la declaración oficial de bienes, propiedades y situación financiera de todos los diputados. En algunos casos, es una renovación, en otros, una primera edición. En varios, además, hay duplicación, puesto que como concejales o alcaldes ya han hecho público el estado de sus cuentas particulares en las páginas oficiales de los ayuntamientos a los que pertenecen. Desde ayer, en cualquier caso, están disponibles para todos los ciudadanos en la web de la Corporación (www.dipucadiz.es). En ese lugar, en formato PDF, cualquiera puede descargarse el documento oficial en el que se acredita lo que cada representante tiene en el banco, pisos o garajes o trasteros, de los que dispone. Incluso lo que le debe al banco.
En la mayoría de los casos, no hay la menor sorpresa. Casi todos responden a lo que tendría el perfil medio de un ciudadano con carrera profesional, que nunca estuvo en desempleo y tiene más de 40 años de media. Así, en su declaración personal hay una o dos propiedades inmobiliarias, un coche, casi siempre con más de cinco años de matriculación y valor medio, además de una o dos hipotecas que responden a esas propiedades mencionadas.
Apenas hay media docena de accionistas o de propietarios de participaciones empresariales. Pocos planes de pensiones y algunos seguros de vida. El saldo bancario más habitual se mueve entre los 3.000 y los 12.000 euros. Como curiosidades, llama la atención que Pedro Pacheco (el diputado de más edad) es el que tiene mayor número de propiedades inmobiliarias, siete, aunque todas juntas apenas superan los 600.000 euros de valor. Lo que tiene pendiente con el banco, en hipotecas, es casi la mitad.
Respecto al particular parque móvil de los diputados, sólo hay dos concesiones al morbo de los aficionados al motor. Una es el Jaguar de Juan José Marmolejo. Aunque, con los números en la mano, es un modelo de los menos lujosos, con algunos años ya y valorado en menor cuantía que otra media docena de vehículos de compañeros de plenario. Como segunda anécdota, hay un único motero. Se trata de Diego Sánchez Rull, con una moto BMW 1200 que no debe estar mal. Aún la tasan por encima del millón de pesetas. Puede que alguno tenga más vehículos pero, si no valen más de 6.000 euros, no deben aparecer.