EL TRANVÍA

NO TODO SIGUE IGUAL EN JEREZ

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Un mes de vacaciones da para mucho. Incluso para pensar en política, una actividad nada recomendable cuando se supone que uno busca desconectar y abandonarse al ocio o perderse en la nada. Supongo que resulta inevitable aunque el anuncio del adelanto de las elecciones generales pille a uno, por ejemplo, dándose un baño en Zahora, en buena compañía, bajo un sol de justicia y con cansancio a causa de una noche que se prolonga más de lo habitual por culpa del ambiente embriagador de la jaima de Los Caños. Dicen que es lo que tiene ser notario de la actualidad, que eso de desconectar del todo es poco menos que imposible. La cuestión es que uno empieza a especular con las posibles personas que integrarán las listas que llevarán en la provincia los distintos partidos para afrontar esa contienda electoral. ¿Irá Fulanito? ¿Se cargarán a Menganito? Vamos, lo habitual: un morbo que cada vez estoy más convencido de que solo interesa a políticos y militantes, periodistas -aunque no a todos- y a pocos más.

La mente te sigue jugando malas pasadas y te empuja a ir más allá. Te planteas entonces el nuevo curso político en Jerez. ¿Más de lo mismo? Esta vez no. Cambiarán bastantes cosas respecto a septiembre de 2010. Básicamente porque hay un nuevo gobierno en el Ayuntamiento, después de que los jerezanos castigasen duramente a un PSOE en horas bajas y decidiesen otorgarle la vara de mando con mayoría absoluta al PP. Pero también habrá cuestiones que no cambiarán. Seguiremos con la crisis, con telarañas en las arcas municipales, con huelgas, con protestas a las puertas del Consistorio, con unos índices de paro desorbitados, con los partidos tirándose los trastos a la cabeza, con el PSOE de Jerez intentando resurgir de sus propias cenizas... Un partido este último, por cierto, que sigue mostrando síntomas de una enfermedad preocupante y al que convendría hacer algo ya para no acabar convirtiéndose en una formación residual.

Pero, insisto, habrá cuestiones que sí cambiarán. Las hay que ya han cambiado, de hecho, en los últimos meses. El gobierno local ha demostrado -al menos de momento- un talante totalmente diferente al que había antes. Priman los buenos modos, la costumbre de dar la cara, los gestos... No se han aportado todavía soluciones a los grandes males que padece la ciudad, cierto, aunque también lo es que han pasado poco más de dos meses desde que los nuevos tomasen las riendas del Consistorio. Eso sí, se han ofrecido pinceladas de por dónde podrá ir los tiros para intentar reflotar una nave a la deriva.

Habrá que ver cómo reaccionan los sindicatos y otros colectivos locales, básicamente vecinales. Esperemos que no pretendan aprovechar la proximidad de las elecciones generales para crear de nuevo un clima de crispación social en Jerez. Lo que necesita la ciudad es precisamente todo lo contrario: un poco de tranquilidad.